Asunción | EFE.-
Paraguay encara este lunes una semana más de cuarentena sanitaria con la vista puesta en la contención del COVID-19, que ha dejado seis muertes de 134 casos confirmados, y en la reactivación del sector productivo, todavía limitado por las medidas de aislamiento social impuestas por el Gobierno.
Ello tras una Semana Santa atípica en un país de mayoría católica, donde este domingo, como en el resto de días de esa festividad religiosa, las iglesias celebraron sus ritos a puerta cerrada y la ciudadanía respetó en líneas generales la consigna del Gobierno de no viajar durante esas fechas.
Para la semana entrante está previsto un repunte de la actividad laboral y de acuerdo con el último decreto del Gobierno sobre la cuarentena, que hasta el 19 de abril mantiene con excepciones las restricciones a la circulación de personas y vehículos durante las 24 horas del día.
La normativa para los próximos siete días autoriza a las empresas y trabajadores que proveen al sector alimentario y farmacéutico a operar durante un horario limitado, siempre con la correspondiente justificación, en forma de declaración jurada.
También con horario restringido podrán volver a su actividad las industrias de la construcción y servicios como el de ferreterías o de entrega de alimentos a domicilio.
Sin embargo, el decreto establece para esta semana la circulación de vehículos en determinados días y en función del último número de la matriculas, y aplicado para quienes se desplacen en coche para la compra de alimentos o medicamentos.
Asimismo se recomienda el uso de mascarillas para la ciudadanía en lugares cerrados o de concurrencia, siendo obligatoria para los usuarios del transporte público.
GOBIERNO PIDE SACRIFICIO
La Fiscalía informó hoy que las imputaciones por incumplir esa normativa se elevan a 1.791, según el registro de la víspera.
Algunas de las violaciones fueron de afectados por el COVID-19, lo que motivó que el último decreto estableciera un régimen de cuarentena en albergues para los casos positivos que no se atengan a esa norma.
En esos lugares podrán también pasar la cuarentena y de forma voluntaria las personas contagiadas cuyas viviendas no reúnan las condiciones para hacerla de forma segura.
No obstante, el Gobierno ha valorado el acatamiento de la cuarentena por parte de la ciudadanía, a la que apeló desde el sacrificio y la unidad para hacer frente a la pandemia.
La medida tiene un impacto en la fuerza laboral que es mayoría en el país, el del trabajo informal, para el que el Gobierno dispuso la entrega mensual por tres meses de 548.210 guaraníes (82 dólares), lo que supone un 25 % por ciento del salario básico, que asciende a 2.192.839 guaraníes (331 dólares).
Y para los asegurados en el Instituto de Previsión Social se estableció, como normativa de contingencia fija, el pago del 50 % por ciento del salario básico hasta el equivalente a dos pagas mensuales, un total de 4.400.000 guaraníes (678 dólares).
Asimismo, el Gobierno decretó, con la aprobación del Congreso, una la ley de emergencia que contempla la petición de una línea de crédito de hasta 1.600 millones de dólares, que elevaría la deuda pública paraguaya al 27 % de su producto interno bruto
Sin embargo, algunos economistas y partidos de izquierda consideran que esas iniciativas son insuficientes y abogan por un reajuste del sistema de tributación y mayores recortes en el inflado sector del funcionariado público.
La medida de aislamiento social tiene como objetivo levantar un muro los contagios y con ello ganar tiempo mientras se refuerza la red de salud pública, que debido a su precariedad no resistiría una diseminación a gran escala de los casos.
El Gobierno ha ido alargando la cuarentena, y dotando a la medida de nuevas restricciones, desde el 10 de marzo, cuando se anunció la suspensión de la actividad lectiva y de los eventos deportivos.
Ese anuncio se produjo díez días antes de que se registrara la primera muerte por el coronavirus y tres antes de que se conociera el primer contagio.
