Por Sofia Menchu | CIUDAD DE GUATEMALA | Reuters.-
Más de 230 guatemaltecos deportados, retenidos en cuarentena masiva en un recinto deportivo de la capital del país centroamericano, temen haber estado expuestos al coronavirus luego de que algunos de los repatriados por Estados Unidos dieron positivo a esa enfermedad.
El presidente Alejandro Giammattei dijo el viernes que una docena de personas seleccionadas al azar tenían coronavirus cuando fueron examinadas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Giammattei sugirió que más personas en el vuelo también habrían dado positivo. Los deportados infectados fueron internados en un hospital de la Ciudad de Guatemala.
Sin embargo, al menos 234 migrantes permanecen en cuarentena en el complejo deportivo Ramiro de León Carpio, a unas cuadras del aeropuerto de la capital, dijo el instituto de migración de ese país, incluidos algunos del vuelo que llegó el lunes.
Los vuelos que deportan a migrantes guatemaltecos desde Estados Unidos fueron suspendidos temporalmente el jueves, después de los informes de la infección masiva.
«No queremos estar aquí, preferimos hacer la cuarentena en nuestra casa. Sentimos que estamos corriendo riesgo aquí», dijo un hombre llamado Daniel en el centro deportivo, que no dio su apellido, pero que llegó el martes desde Brownsville, Texas, junto con otros 108 guatemaltecos.
Al lugar, que es resguardado por la policía, acuden los familiares de los repatriados a dejar ropa y productos de higiene personal en bolsas que los agentes de migración revisan antes de entregarlos.
A pesar de las recomendaciones de distanciamiento social para frenar la propagación del virus, los dormitorios están repletos con unas 20 camas y literas separadas por aproximadamente 1 metro.
«Nos chequean la temperatura a las doce de la noche, a las cuatro de la mañana y a mediodía y en la tarde y de nuevo en la noche. Aquí donde estamos nosotros no nos han hecho nada de eso, de ese examen de hisopo», dijo Daniel, agregando que no se le había realizado una prueba de detección del coronavirus.
Un testigo de Reuters vio a unas 10 personas abandonar el refugio el viernes después de que obtuvieron permiso para regresar a casa.
«Salimos paniqueados (muy nerviosos) de aquí. Con miedo porque hemos escuchado que la gente aquí no nos quiere, piensan que venimos enfermos», dijo uno de ellos cuando se fue.
Los familiares de los deportados también dijeron que les preocupaba que la enfermedad pudiera extenderse en el complejo y afirmaron que no habían recibido información sobre cuánto tiempo permanecerían detenidos sus seres queridos.
Varios migrantes declinaron ser entrevistados por temor a que sus nombres se hicieran públicos y enfrenten discriminación o incluso a ataques violentos al salir.
Los deportados han enfrentado políticas de entrada más estrictas establecidas por alcaldes de diferentes departamentos, y algunos alcaldes incluso han prohibido su entrada. Otros han amenazado con expulsar a las familias de sus pueblos natales.
Los vuelos de deportación fueron suspendidos por tercera vez el jueves. El presidente guatemalteco ha insistido en que los deportados que regresan a su país deben estar sanos.