Un rebaño de cabras, escudo natural contra la amenaza de incendios forestales en Chile

Por Juan Gonzalez | SANTIAGO | Reuters.

En una zona rural de la pequeña localidad de Santa Juana en el sur de Chile, que sufrió con los voraces incendios forestales del reciente verano austral, los mayores en décadas, un contingente de pequeños animales evitó un desastre mayor.

Un día a inicios de febrero, en medio de una ola de calor en la zona, baja humedad y fuertes vientos, el fuego se acercaba rápido a las tierras de Rocío Cruces y la llegada de las llamas era inminente.

«Nos pusimos en contacto con algunos vecinos, muchos ya habían evacuado, pero nosotros confiamos en la efectividad de nuestra metodología», cuenta a Reuters esta profesora de Ciencias y Biología.

«El incendio llegó a nuestro bosque pero sólo la primera línea de árboles fue la más afectada, menos del 10% del parque. El incendio era voraz y entraba material incandescente que generaba pequeños focos, pero el fuego no se propagaba y esa es la premisa: al tener la maleza mínima, el incendio no avanza».

Cruces junto a su pareja crearon el proyecto «Buena Cabra» que promueve el uso de rebaños de estos rumiantes como cortafuegos, ya que al pastar controlan el largo de los pastizales secos que, en el verano, se convierten en el combustible vegetal para la propagación de los siniestros.

Y al mismo tiempo, con su excremento enriquecen la tierra y evitan la erosión de los suelos.

«El parque estuvo rodeado de incendios, pero resultamos ser el único punto verde», afirmó.

Fue en 2017 -otro año de enormes incendios forestales en Chile- cuando comenzaron a estudiar sobre el uso de los rebaños de cabras en el control de incendios, una técnica que ya se utilizaba en países como España, Portugal y Estados Unidos, entre otros.

En ese momento estaban recién partiendo con un proyecto de conservación de bosque nativo en un parque de 16 hectáreas en Santa Juana -«Bosque de Chacay»- rodeado de plantaciones de la industria forestal y se vieron muy amenazados por el fuego. Entonces decidieron comprar 16 cabras y ahora, seis años después, ya tienen 150.

Aunque en Chile, con más de 4.000 kilómetros de largo, hay rebaños de cabras en extensas zonas cercanas a la cordillera de Los Andes, Cruces dice que no tenían registro de este uso en particular en el país.

Desde 2020 quieren expandir los rebaños cortafuego a otros lugares y buscan financiamiento público o privado para eso. A lo largo del tiempo han contactado a investigadores, centros de estudio y otros residentes de la zona que también se vieron protegidos de las llamas porque tenían rebaños, pero de ovejas.

Francisco Di Napoli, ingeniero forestal de la Universidad de Concepción, un gran centro urbano del sur de Chile, se interesó en la iniciativa de Santa Juana porque ha conocido a fondo esta técnica en España y Portugal, donde el pastoreo es muy antiguo.

«En Chile estamos fallando en la prevención de incendios», dijo a Reuters. «La idea es echar a andar un proyecto con empresas, organismos o alguna institución del Estado que se adhiera; evaluar dónde se podría aplicar y, donde haya disponibilidad de combustible, que las cabras o chivos se lo coman. Estos animales nos pueden ayudar muchísimo».

La metodología se llama «pastoreo estratégico», explica Cruces, a través del cual se guía al rebaño por lugares planificados para bajar los pastizales y crear las barreras contra los incendios.

«Otra de sus ventajas es que es una alternativa al uso de herbicidas y un complemento a las técnicas de quema de malezas», añadió.

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