San José, (IICA).-
“Por tercer año consecutivo, y producto de un gran esfuerzo conjunto con nuestros aliados del sector privado y público, vamos a asegurar que la agricultura de las Américas tenga su propia voz en las negociaciones climáticas que lleva adelante la comunidad internacional”, dijo el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, al anunciar la presencia de un pabellón propio en la COP 29 de Bakú.
La Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas es la denominación del espacio, que será, una vez más, una referencia para la discusión de la relación entre agricultura y clima. El pabellón del IICA en la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático ya estuvo presente en 2022, en la COP 27 de Egipto, y en 2023, en la COP 28 de los Emiratos Árabes Unidos.
“Será un pabellón de puertas abiertas para los principales actores del ecosistema de los sistemas agroalimentarios de nuestro continente, que están comprometidos con las transformaciones que se están llevando adelante, y también del mundo”, afirmó el Director General del IICA.
Otero explicó que la agricultura tiene un rol esencial que cumplir en la mitigación del cambio climático, al mismo tiempo que está inmerso en un proceso de transformación para adaptarse a las condiciones más adversas para la producción que llegaron para quedarse, de la mano de la crisis climática.
En ese sentido, el Director General explicó que el IICA y sus socios del sector privado y público llevarán tres mensajes clave a la negociación sobre cómo el mundo seguirá abordando los desafíos pendientes.
“Primero, vamos a dejar en claro que los agricultores tienen que estar en el centro de todos nuestros esfuerzos y contar con lugar en la mesa en que se toman decisiones; segundo, que la ciencia y la innovación son herramientas esenciales para afrontar los retos climáticos; y finalmente, que la agricultura es parte de la solución”, afirmó Otero.
Región esencial
El IICA representa a los 34 países del continente americano, región que es garante de la seguridad alimentaria mundial y, al mismo tiempo, es muy rica en biodiversidad, en agua dulce y en tierras cultivables. Por eso es clave su presencia en el ámbito donde la comunidad internacional discute cuál es el futuro de los modos de producción y consumo, en el contexto de la emergencia climática.
“América Latina y el Caribe –explicó Otero- es la principal región exportadora neta de alimentos del mundo y esa tendencia se va a ir consolidando en un futuro próximo. Además, por nuestra dotación de recursos naturales, somos actores fundamentales para la sostenibilidad ambiental del planeta”.
“Estamos convencidos –agregó- de que la agricultura es irremplazable como proveedora de alimentos para las personas, también es un sector fundamental para la mitigación al cambio climático y, al mismo tiempo, necesita transformarse para adaptarse frente a las nuevas condiciones que impone el clima”.
El Director General del IICA informó que la Casa de la Agricultura de las Américas –que estará abierta a partir del 11 de noviembre en el Estadio Olímpico de Bakú- albergará alrededor de 50 conferencias donde se discutirán los distintos temas que tienen que ver con la relación entre agricultura y ambiente. Algunos de ellos serán financiamiento de la producción sostenible y la adaptación; salud de los suelos; agricultura regenerativa y economía circular.
“Vamos a Azerbaiyán con una voz de esperanza y aliento, porque esta es la hora de la agricultura de las Américas. Creemos en la fuerza de nuestros agricultores, en nuestros empresarios, en nuestros emprendedores y, fundamentalmente, en los ministros de Agricultura del continente, que se van a dar cita en la COP 29”, señaló.
Otero reveló, además, que la participación del sector agropecuario de las Américas en la COP 29 de Bakú servirá también para preparar el rol protagónico que sin dudas deberá tener en la COP 30, en noviembre de 2025, cuando la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático volverá al continente americano, en Belem do Pará, Brasil.