San José, (IICA).-
El fortalecimiento de la agricultura familiar es imprescindible para garantizar la seguridad alimentaria regional y global y sólo se logrará mediante de una nueva generación de políticas públicas que jerarquice la inclusión productiva en sistemas agroalimentarios competitivos y sostenibles.
En este diagnóstico coincidieron altos funcionarios nacionales, representantes de organizaciones campesinas e indígenas, autoridades de organismos internacionales y especialistas técnicos que participaron en las Jornadas de Diálogos de las Agriculturas Familiares de las Américas.
Este debate de alto nivel con actores múltiples, en el que se intercambiaron experiencias sobre programas de impulso a la agricultura familiar que se están llevando adelante en el continente, se desarrolló en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, en la capital, Brasilia.
Gobiernos de las Américas ofrecieron detalles de sus políticas públicas, con las que están invirtiendo recursos y aportando capacidades técnicas para el apuntalamiento de pequeños agricultores, actores centrales del desarrollo territorial en los países.
Acceso a la tierra, facilitación del ingreso a mercados de comercialización, transferencia de tecnologías, mitigación y adaptación al cambio climático, empoderamiento de mujeres y jóvenes y financiamiento son los pilares de los proyectos que buscan fortalecer en la región al eslabón más débil de la actividad agropecuaria.
La actividad fue organizada por el Ministerio del Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar de Brasil (MDA), junto al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
La apertura la realizaron Paulo Teixeira, ministro de Desarrollo Agrario de Brasil; Gisela Padovan, Secretaria de América Latina y el Caribe del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil; Miguel Gómez, Presidente del Instituto Nacional de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena de Argentina; y Manuel Otero, Director General del IICA.
La actividad comenzó con un minuto de silencio por las víctimas de la última dictadura militar en Chile –al cumplirse 50 años del golpe de Estado de 1973-, entre las que se cuentan 400 campesinos asesinados o desaparecidos.
El ministro Teixeira explicó que son varios los programas que se desarrollan en Brasil para sostener e impulsar a la agricultura familiar. Algunos de ellos ordenan la compra de alimentos a agricultores familiares para escuelas, las Fuerzas Armadas y otras instituciones.
“Uno de los pilares de nuestros proyectos hace foco en la agroecología, con la que estamos haciendo la transición hacia una agricultura más sostenible, que es aliada en la mitigación del cambio climático”, dijo Teixeira.
“Es imposible pensar la agricultura familiar sin pensar en la participación social. No se trata solo de producir más alimentos, sino de que sean accesibles y diversos. La agricultura familiar proporciona una diversidad que está relacionada con nuestra cultura y tradición alimentaria, que no cubren los grandes productores”, agregó.
La embajadora Padovan explicó que en Brasil la agricultura familiar involucra al 77% de los establecimientos agropecuarios. Consideró, en ese sentido, que es fundamental para el desarrollo de Brasil y de la región: “Es clave para la generación de empleo en el campo y en las pequeñas y medianas ciudades. También, para la lucha contra el hambre y la desigualdad”.
“Es tiempo de accionar juntos en el fortalecimiento de los agricultores familiares, quienes producen el 80% de los alimentos que consumimos. Son 60 millones de personas, que le dan vida y sentido a nuestras zonas rurales. Y además de producir alimentos son los guardianes de nuestros territorios, porque custodian la biodiversidad, de la cual tanto se habla en el mundo frente a la crisis climática”, sostuvo Otero.
El Director General del IICA ponderó los programas en marcha en Brasil y en otros países del continente y advirtió que es imprescindible que los pequeños productores dejen de ser “la variable de ajuste” en cada crisis económica. “Nuestra región exporta el 14% de los alimentos del mundo y esto tiene que crecer con los agricultores familiares, a través del acceso a tierra y a las nuevas tecnologías y el fomento al cooperativismo”, afirmó.
Favorecer la inclusión productiva
El panel ministerial y de autoridades fue una oportunidad para la exposición y el intercambio sobre las políticas públicas de los países, tendientes a la inclusión productiva de la agricultura familiar en sistemas agroalimentarios sostenibles.
Limber Quispe, del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras de Bolivia, explicó que en ese país existe un registro nacional de la agricultura familiar, creado en 2013, que permite organizar el otorgamiento de créditos, insumos y la aplicación de diferentes programas y proyectos.
Elizabeth Landa, Ministra-Directora General de Fortalecimiento a la Agricultura Familiar de México, contó que una de las prioridades es promover la asociatividad. “Todo –señaló- lo hacemos con un enfoque participativo. Son los productores los que definen sus proyectos. Tenemos un programa de desarrollo rural, con cobertura nacional que alcanza 420 territorios rurales. Ya se atendieron a más de 100.000 productores con 1.267 técnicos”. Una de las prioridades en México, como centro de origen del maíz, es conservar los maíces nativos.
En Colombia está en desarrollo un proceso de reforma agraria que consiste en la compra por parte del Estado de tierras en manos de grandes propietarios que se dedican a la ganadería extensiva, para ponerla en manos de campesinos, como parte de un proceso de desarrollo rural integral, contó Mario Moreno, del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
“Una agricultura familiar y campesina fuerte representa la posibilidad de lograr seguridad alimentaria para nuestro país. Lo consideramos como un elemento central de desarrollo, cuando tenemos todavía un 17,4% de inseguridad alimentaria y un 34% de obesidad, que están relacionados”, dijo Ricardo Moyano, Agregado Agrícola de Chile en Brasil.
Odette Varela, Directora del Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal, (CENTA) y de la Escuela Nacional de Agricultura (ENA), de El Salvador, aseguró que la agricultura de pequeña escala está creciendo en su país en zonas que antes estaban controladas por pandillas. “Promovemos la agricultura familiar, en un país densamente poblado, donde el espacio para vivir compite con el espacio para producir alimentos”, explicó.
Por su lado, Fernanda Machiaveli Mourão de Oliveira, Viceministra de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar de Brasil, informó que en el país hay 29 millones de pequeños agricultores, que son el 14% de la población y ocupan el 94% del territorio. “El 44% de nuestros agricultores familiares –afirmó- se encuentran en pobreza o en extrema pobreza. Producen los alimentos pero muchos padecen inseguridad alimentaria. Eso debe cambiar”.