Tegucigalpa | EFE.-
Miles de hondureños concurrieron este Domingo de ramos a las misas que marcaron el inicio de la Semana Santa en su país, que sufre de altos niveles de pobreza, violencia y corrupción, entre otros flagelos.
Los creyentes católicos, hombres, mujeres y niños, llenaron los templos de las principales ciudades de Honduras, país con diez millones de habitantes, de los que en su mayoría son católicos.
En Tegucigalpa, la misa para recordar la entrada de Jesús a Jerusalén hace dos milenios, a cargo del nuevo arzobispo, José Vicente Nácher, quien recién sustituyó al cardenal Óscar Andrés Rodríguez, fue oficiada en las afueras de la catedral con centenares de feligreses, en su mayoría portando ramos de palma.
«Asistimos a las procesiones y viacrucis que son bellas expresiones de la fe del pueblo, pero solo adquirimos su significado profundo cuando participamos en las celebraciones litúrgicas del triduo pascual», subrayó Nácher.
De lo contrario, agregó, «podríamos decir que somos como aquellos que presenciaban pasivamente cómo escupían y golpeaban a Jesús, pero no compartían el peso de su cruz».
«Sería algo así como una nueva burla al Señor negarnos a acompañarlo en esta Semana Santa», acotó.
La Semana Santa en Honduras congrega todos los años a muchos hondureños, además de ser propicia para promover el turismo interno.
Este año, las autoridades prevén una movilización de unos dos millones de personas a los principales destinos turísticos del país centroamericano, aprovechando el prolongado asueto.
El Gobierno que preside Xiomara Castro concedió asueto el lunes, martes y miércoles a los empleados públicos, que se sumarán al jueves y viernes santos, que son de descanso oficial, para que disfruten de toda la Semana Santa.
La empresa privada concederá un asueto parcial a sus trabajadores, dependiendo de su actividad.