Bogotá | EFE.-
Un total de 20.727 hectáreas de territorios indígenas fueron deforestadas en Colombia en 2021, según un informe de la Comisión Nacional de Territorios Indígenas (CNTI) y el Observatorio de Derechos Territoriales de los Pueblos Indígenas (ODTPI).
El informe «Territorio en riesgo: efectos de la deforestación en territorios indígenas» comparó el comportamiento de la deforestación en los territorios indígenas cuatro años antes y cuatro años después de la firma del acuerdo de paz con las FARC en 2016.
En 2021, la mayor pérdida de bosque natural del país se presentó en el «arco de la deforestación» que comprende los departamentos de Meta, Caquetá, Guaviare y Putumayo, que suponen la puerta de entrada al Amazonas, además de Norte de Santander y Antioquia.
La cifra deforestada solo en 2021 supone más del 40 % de todo lo deforestado entre 2013 y 2016, ya que en esos años previos al acuerdo de paz se perdieron 49.132 hectáreas de bosques de territorio indígena.
Fueron los resguardos indígenas de Tinigua, en el departamento del Meta; Motilón Barí (Norte de Santander); Vaupés (Vaupés); Predio Putumayo (Amazonas) y Selva Matavén (Vichada) los más afectados en esos 4 años, con 36.201 hectáreas que representan cerca del 74 % de ese total.
A partir de 2017, señala el informe, «se presenta un fuerte aumento de hectáreas deforestadas en los territorios indígenas y la mayoría de los resguardos afectados se encuentra en el arco de deforestación del noroccidente de la Amazonia».
Así, entre 2017 y 2020, el territorio indígena Tinigua sigue siendo el lugar en el que más hectáreas de bosque se perdieron con 36.016. A este le siguen Nukak Maku (10.184), Llanos del Yarí – Yaguará II (9.380), La Esperanza (7.550) y Motilón Barí (7.357).
«Los territorios y pueblos indígenas de la Amazonia colombiana son (…) de los más afectados por la deforestación», señaló el informe, que denunció que esos territorios «se han enfrentado a la llegada de personas e intereses ajenos a las culturas ancestrales que han concebido las tierras y la naturaleza como objetos de mercado».
AMENAZAS EN LOS TERRITORIOS INDÍGENAS
De acuerdo con investigaciones del Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono (SMByC), perteneciente al estatal Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), las principales causas de la deforestación en Colombia son «el acaparamiento legal o ilegal de tierras, la expansión de la frontera agropecuaria (agricultura y ganadería), la minería, la extracción de madera y la expansión de infraestructura».
La firma de acuerdos de paz en territorios históricamente afectados por conflictos armados, la conectividad de los territorios a través de carreteras, la densidad de población, los movimientos por el control de las rentas ilícitas, los incentivos al desarrollo productivo de ciertas zonas del país mediante industrias como la agroindustria de la palma, el eucalipto y la soja aumentan la deforestación.
«La selva y los territorios indígenas se enfrentan hoy a grandes amenazas, incluso, a su desaparición a causa de intereses económicos, políticos y de control territorial que se ciernen sobre ellos», señala el informe.
RESPETAR LA TIERRA INDÍGENA
Según la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), en la Amazonía colombiana se encuentran 64 de los 115 pueblos indígenas y otros pueblos en aislamiento voluntario, quienes «mantienen el bosque conservado en medio de las crecientes problemáticas asociadas a la deforestación».
«Las áreas protegidas y los territorios indígenas son baluartes importantes para salvaguardar la selva amazónica restante y cumplir los objetivos climáticos», señala el informe, que destaca «la importancia de otorgar y respetar la tenencia de la tierra indígena y el estado de protección».
Asimismo, agrega que «los pueblos indígenas han ocupado ancestralmente tierras con gran riqueza biocultural y mantenido una relación espiritual y de respeto con la naturaleza que les permite conservarla hasta hoy. El territorio y la naturaleza representan la vida y son fundamentales para su bienestar físico, cultural y espiritual».