BOGOTÁ / Reuters.-
La policía de Colombia se enfrentó el martes con grupos de manifestantes que atacaron estaciones de transporte público y obstaculizaron vías en la capital del país en la reactivación de las protestas contra las políticas económicas y sociales del presidente Iván Duque.
Las protestas se iniciaron el 21 de noviembre de 2019, pero después de tres huelgas y varias movilizaciones que incluyeron marchas, se suspendieron a mediados de diciembre por las festividades de Navidad y Año Nuevo.
«Encontramos con profunda tristeza que son aprovechadas estas movilizaciones por vándalos que afectan el bienestar de los ciudadanos, sobre todo cuando hay obstaculizaciones y efectaciones a los sistemas de transporte masivo, cuando hay bloqueos en las vías, cuando se atenta contra instalaciones privadas y públicas», dijo a periodistas la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez.
Los manifestantes, algunos encapuchados, bloquearon vías en Bogotá y lanzaron piedras a efectivos del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional (ESMAD) que respondió con gases lacrimógenos y bombas aturdidoras para dispersarlos y recuperar la circulación de autobuses y vehículos.
El director de la Policía Nacional, general Oscar Atehortúa, dijo que unas 20.000 personas participaron en las movilizaciones en 103 ciudades y pueblos del país y reveló que durante la jornada de protesta 10 policías resultaron heridos por agresiones de manifestantes.
El oficial también reportó ocho manifestantes capturados, el traslado de 94 más a estaciones de policía, así como la destrucción parcial de 14 autobuses y 11 estaciones de transporte en la capital colombiana.
AGRESIONES DE ENCAPUCHADOS
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, dijo que la inmensa mayoría de la movilización fue pacífica, aunque en cuatro sitios de la ciudad intervino el escuadrón antidisturbios después de que lo autorizó.
«No fue el ESMAD agrediendo a civiles, sino algunos encapuchados violentos agrediendo a miembros de nuestra policía y de nuestra fuerza pública», aseguró López a periodistas.
Los líderes de las protestas presentaron inicialmente 13 demandas con un amplio abanico de temas económicos y sociales, así como acciones para frenar los asesinatos de activistas sociales, la implementación del acuerdo de paz con la desmovilizada guerrilla de las FARC y la disolución del escuadrón antidisturbios de la policía al que acusan de excesos.
Pero a mediados de diciembre ampliaron sus demandas a 104 puntos, que «hablan de lo divino y lo humano», y que involucran temas económicos, fiscales, de comercio y de ambiente, según el gobierno.
«Quiero que haya educación, que haya empleo, quiero que el Gobierno haga bien el acuerdo, que haya derechos, salud y justicia social», dijo Diego Henao, un empleado de 47 años que participó en una de las marchas en el centro de Bogotá.
Mientras los sindicatos y otras organizaciones reclaman una negociación, el gobierno plantea una conversación que incluya a otros sectores como los empresarios, los gremios de producción y a quienes no hacen parte de las protestas.
El Gobierno anunció que está dispuesto a discutir los problemas del país con los líderes de las protestas para encontrar soluciones, pero no negociará sobre demandas que son imposibles de cumplir e inconstitucionales como la compra de las acciones de la petrolera Ecopetrol en poder de particulares para que quede de propiedad única del Estado.
El presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Diógenes Orjuela, uno de los líderes de las movilizaciones, anunció la semana pasada que las protestas se reactivarán con mayor intensidad en 2020 por la negativa del gobierno a iniciar una negociación con las organizaciones sociales.