La Paz | EFE.-
El desfile principal con motivo del Día del Mar, en el que los bolivianos recuerdan la pérdida de su acceso al océano Pacífico, se desarrolló este jueves en La Paz en medio de nostalgia y algo de esperanza de volver a tener una salida al mar.
Los alrededores de la plaza que lleva el nombre del prócer Eduardo Abaroa, héroe de la defensa del territorio ocupado por tropas chilenas en 1879, se llenaron desde temprano de personas que buscaban un espacio para presenciar el desfile de militares, policías y funcionarios estatales tras el discurso del presidente del país, Luis Arce.
Los militares que ingresaron a caballo, las mujeres uniformadas, los buzos de rescate de la Armada y el Regimiento Colorados de Bolivia, que participó en la guerra del Pacífico y es actualmente la Guardia Presidencial, fueron algunos de los más aplaudidos.
Entre los espectadores hubo numerosos ancianos y algunos padres y madres que llevaban en hombros o en brazos a sus hijos para que puedan ver el paso de los uniformados.
El público ondeó por momentos con entusiasmo unas pequeñas banderas bolivianas con los colores rojo, amarillo y verde, obsequiadas a los asistentes por el personal de la Armada nacional.
Tampoco faltó la bandera de la «reivindicación marítima» de color azul mar que en uno de sus extremos superiores lleva el pabellón boliviano, y la wiphala, la bandera multicolor de los pueblos indígenas andinos.
Ambos símbolos están rodeados por nueve estrellas doradas y una décima se sitúa casi al centro de la enseña, simbolizando a los nueve departamentos del país más la región del Litoral, el territorio perdido en la guerra del Pacífico en 1879.
SENTIR BOLIVIANO
El boliviano Franz Arispe y su pequeño hijo buscaban un espacio entre la muchedumbre para presenciar el desfile, un evento que es llamativo y «muy lindo» para las personas civiles pues se puede ver el «patriotismo» de los uniformados, según comentó el hombre a EFE.
Arispe confesó que «duele un poquito» no tener una salida al mar y que ese acceso no se pueda conseguir «ni políticamente».
«Las esperanzas nunca van a faltar, pero son muy pocas, la realidad es muy dolorosa», indicó.
La boliviana Andreina Apaza también acudió a la plaza Abaroa junto a su madre y sus dos hijos «para que ellos vean desde pequeños» y conozcan sobre el mar, «qué es lo que pasó y que vayan creciendo con este recuerdo».
«Me siento muy emocionada y a la vez con nostalgia porque perdimos el mar hace muchos años, pero tenemos la esperanza de que algún día volveremos al mar. Aún existe la esperanza en nuestros corazones como bolivianos de volver al mar», dijo Apaza a EFE.
El expresidente boliviano Carlos Mesa (2003-2005) escribió en Twitter que «la demanda marítima es más que un anhelo patriótico o una reivindicación histórica».
«Es la persistencia de una causa que ha unido a los bolivianos por 144 años en torno a los principios de justicia y de igualdad entre naciones que no los destruye la guerra, el tiempo ni tribunales», señaló el también historiador.
LOS ANTECEDENTES
Bolivia conmemora el Día del Mar el 23 de marzo porque en esa fecha en 1879 se produjo la primera resistencia del país ante lo que las autoridades bolivianas califican de invasión de tropas chilenas que comenzó el 14 de febrero del mismo año.
En esa primera resistencia estuvo Abaroa, quien, según historiadores de Bolivia, cuando fue intimado a rendirse contestó «¿Rendirme yo? Cobardes, ¡que se rinda su abuela, carajo!».
Bolivia perdió en la llamada guerra del Pacífico unos 400 kilómetros de costa y cerca de 120.000 kilómetros cuadrados de territorio.
El Gobierno del entonces presidente Evo Morales llevó en 2013 la centenaria reclamación marítima boliviana ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya en busca de un fallo que obligara a Chile a negociar de buena fe el acceso soberano al océano Pacífico perdido en 1879.
En 2018, la CIJ determinó que Chile no tiene obligación legal de negociar con Bolivia, aunque las autoridades bolivianas entienden que la sentencia no supone un impedimento para que haya un diálogo.