Porto Alegre (Brasil), EFE.-
La tragedia que se vive en el sur de Brasil, donde las inundaciones por las fuertes lluvias que azotan la región desde hace dos semanas ya han dejado 146 muertos y 132 desaparecidos, puede empeorar en las próximas horas debido a la crecida de los ríos por los temporales de este domingo.
Según un nuevo reporte de la Defensa Civil, fueron registrados dos óbitos y siete desaparecidos adicionales.
Las alertas por el clima en la región han dificultado las labores de rescate y las acciones se han concentrado en la distribución de ayuda humanitaria a los 620.000 desplazados, de los cuales 82.200 están en albergues provisionales.
En total son 2,1 millones de personas damnificadas por la falta de vivienda, alimentos, agua, energía y servicios médicos.
En Rio Grande do Sul, estado fronterizo con Argentina y Uruguay, se vive el panorama más dramático de la región, pues las inundaciones ya dejan 145 muertos y 806 heridos.
En el vecino estado de Santa Catarina, afectado en menor grado por la catástrofe, se ha notificado un óbito, pero las cifras pueden cambiar en las próximas horas por los temporales, que no dan tregua desde el amanecer en seis municipios fronterizos con Rio Grande do Sul.
Las alertas emitidas este domingo por el Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Desastres (Cemaden) permanecen activas, especialmente en el Vale de Taquarí, una de las regiones más afectadas, y en Porto Alegre, la capital de Rio Grande do Sul, cuyo centro histórico permanece inundado y puede empeorar si el río Guaíba sobrepasa de nuevo los cinco metros.
Según la entidad, el Guaíba recibirá entre el domingo y el lunes toda el agua que se mueve por las cuencas de los ríos Jacuí, Taquari-Antas, Caí, Sinos y Gravataí, todos crecidos.
Las alarmas también continúan reforzándose para el municipio de Uruguaiana, en la frontera con Argentina, donde las aguas del Río Uruguay ya sobrepasaron los niveles críticos y continúan creciendo.
En el país vecino, los temporales ya se sienten en la ciudad de Concordia, donde las autoridades han tenido que evacuar a 547 personas, de las cuales, 329 fueron trasladadas a domicilios particulares y 218 a albergues.
El gobernador de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, reiteró este domingo el llamado que ha hecho en los últimos días para que los desplazados no vuelvan a sus hogares hasta que se normalice completamente la situación, para evitar más tragedias humanas.
Salvar lo que se pueda
No obstante, en varios municipios de Río Grande do Sul, algunos de los habitantes, que tuvieron que evacuar sus hogares, regresaron temporalmente a primeras horas del día a sus casas, cuando las lluvias habían menguado un poco, para intentar rescatar algunas pertenencias.
Así lo pudo constatar EFE en el municipio de Río Pardo, en el centroeste del estado, donde solo algunos de los habitantes que viven cerca del río que lleva el mismo nombre pudieron acceder a sus viviendas, pues varias quedaron cubiertas hasta el tejado.
En medio de un infinito lodazal, las familias rebuscaban entre los destrozos objetos de valor sentimental que no podría reponer ningún dinero, mientras miraban con desesperanza la destrucción que había dejado a su paso la fuerza de la naturaleza.
Para Sandra Santos, una humilde mujer de 70 años, lo más triste fue perder las fotos de los cinco hijos que con mucho esfuerzo lograron sacar adelante con su esposo.
«Nuestra vida nunca fue fácil, fue de mucho sacrificio. Ver todo esto nos duele, duele mucho», aseguró a EFE.