Santiago de Chile | EFE.-
El pleno de la Convención que redacta la nueva Constitución de Chile definió este viernes los detalles y funciones de la Cámara de las Regiones, órgano que sustituirá al Senado en caso de que el texto constitucional sea aprobado en el plebiscito de salida.
El pasado abril, en una votación muy ajustada y tras semanas de negociaciones, el pleno aprobó la idea de sustituir la Cámara Alta por un órgano alternativo cuyas atribuciones quedaron pendientes por definir, uno de los temas más controvertidos del proceso constituyente.
Este viernes, en un extensa sesión, se votaron decenas de artículos y se determinó que esta cámara, un órgano paritario y de representación regional, será el encargado de concurrir a la formación de las “leyes de acuerdo regional”.
Estas leyes abarcan aquellas que reformen la Constitución, las que regulen los sistemas de Justicia, el Poder Legislativo, leyes sobre derecho a la salud, educación y vivienda, presupuestos, entre otras muchas.
“Son facultades que se refieren a procesos legislativos que tienen que ver con las cuestiones fundamentales del orden democrático y en segundo lugar, cuestiones que tienen que ver con el interés de las regiones”, detalló el abogado y constituyente de izquierda Fernando Atria.
Este organismo también tendrá la facultad de resolver como jurado en las acusaciones constitucionales (juicios políticos contra altos funcionarios), al igual que el actual Senado.
La fórmula de la Cámara de las Regiones se adoptó como una vía intermedia para destrabar las enquistadas discusiones entre los constituyentes bicameralistas, que optaban por mantener el sistema actual -con una Cámara de los Diputados y un Senado con amplias facultades-, y los unicameralistas, partidarios de mantener solo a los diputados.
“Hemos llevado a cabo una votación muy importante, con votos de todos los sectores. Esto es precisamente un sistema político transversal”, aseguró Ricardo Montero, coordinador de la comisión que elaboró la propuesta aprobada.
El proceso constituyente nació como vía política para desarticular la ola de masivas protestas que comenzó en 2019, una crisis que dejó una treintena de fallecidos, miles de heridos y removió los cimientos de Chile, uno de los países más estables de América Latina.
En caso de aprobarse en el plebiscito de salida, el próximo 4 de septiembre, la nueva Constitución sustituiría a la actual, heredada del régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) y considerada por muchos como el origen de las grandes desigualdades del país por su corte neoliberal.