Caracas | EFE.-
Como parte de su pulso con el gobernante Nicolás Maduro, Juan Guaidó exhibió este sábado su capacidad de convocatoria en las calles de Venezuela al atraer a decenas de miles de personas a la primera gran manifestación desde que anunció que asumía la presidencia interina del país el pasado 23 de enero.
«Sé que vamos con él a triunfar, va ser nuestro presidente, no encargado, sino presidente de Venezuela», comentó a EFE Aymaris Morales acerca de Guaidó.
Ese era el nombre que más repetían las riadas de gente en su camino hasta la plaza Alfredo Sadel, en Baruta, al sureste de Caracas, el de un Guaidó que ha conseguido arremolinar la esperanza de los opositores a su alrededor.
«Si antes fuimos un río, ahora somos un mar», comentaba una mujer acerca del «efecto Guaidó».
Por eso Morales apuntaba: «Por la libertad de nuestro país que se vaya este hombre (Maduro), es un cobarde, un usurpador, un ladrón».
Bajo el intenso sol de Caracas, que dio tregua por momentos a los simpatizantes de Guaidó, adultos y jóvenes entonaron cánticos de libertad y gritos en favor del que consideran ya como su presidente.
No faltó el agradecimiento hacia la treintena de países que han reconocido a Guaidó como presidente interino y entre los que se cuentan Estados Unidos, Canadá, Israel o Colombia.
También había agradecimiento hacia el Parlamento Europeo que expresaron haciendo sonar por los altavoces Oda a la Alegría, el himno del bloque comunitario.
Como arenga, mientras esperaban a Guaidó tampoco faltó la Obertura 1812 de Pyotr Ilyich Tchaikovsky, universalizada por «V de Vendetta» y que levantó los ánimos de los simpatizantes que ondearon la omnipresente bandera de Venezuela.
Tampoco faltaron entre los convocados comentarios en favor de que la comunidad internacional mantenga e incremente su presión sobre Maduro, especialmente al recordar que mañana vence el plazo dado por varios gobiernos, entre ellos España, para que Maduro convoque elecciones presidenciales.
El gran momento fue cuando Guaidó se subió al escenario.
Al tomar la palabra y entre la algarabía de la gente denunció que «hay entre 250.000 y 300.000 venezolanos en riesgo de muerte» por la hambruna que vive el país ante la falta de alimentos y medicinas.
Para acabar con esa situación anunció que se ha conformado una «coalición de ayuda humanitaria» con centros de acopio en Cúcuta, la ciudad colombiana que alberga el mayor paso fronterizo con Venezuela, Brasil y una isla del Caribe que no especificó.
Entre una nube de cámaras y teléfonos móviles, Guaidó recibió el más notable de los aplausos de la jornada tras anunciar esa coalición para frenar el problema más acuciante que acosa a los ciudadanos venezolanos.
Antes de subir a la tarima, Guaidó fue impulsado por su madre y gran apoyo en las últimas semanas, Norka Márquez, quien le dio un beso y la bendición, una tradición muy habitual entre padres e hijos en Venezuela.
Entre sus simpatizantes en las calles había una idea fija: «Estoy marchando porque es una cuestión de confianza. Tenemos que recuperar la República y la manera es (con) el pueblo en la calle. El presidente encargado ya lo dijo», comentaba Karen Fariña.
En paralelo, transcurría otra concentración de simpatizantes de Maduro que conmemoraba el 20 aniversario desde que Hugo Chávez llegó a la Presidencia por primera vez.
La mera mención de la fecha levantaba ampollas entre los simpatizantes de Guaidó para los que han sido dos décadas «de saqueo».
Tal vez por eso, Ricardo González de 58 años, comentó a Efe que había acudido a mostrar su apoyo a Guaidó y oposición a Maduro porque finalmente en Venezuela se está «observando un aire de libertad».
González no dudó al asegurar que «ya tiene guardada la caña (el licor)» para el día en que Maduro salga definitivamente del poder, aunque subrayó que ese será un momento difícil para el país por la crisis que se vive.
La semilla optimista que ha sembrado Guaidó espera que germine con las próximas movilizaciones que anunció, aunque no detalló, y especialmente otra gran marcha para el Día de la Juventud, que se celebra en Venezuela el 12 de febrero.
Ese día podrá verse si la capacidad de movilización se extiende en el tiempo y si, tal y como afirmó Guaidó, febrero acaba siendo «un mes determinante» para derrocar a Maduro.