San José, (IICA).-
Los principales organismos internacionales presentes en América Latina y el Caribe se reunieron en la sede central del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y advirtieron que es necesaria una nueva de generación de políticas públicas que acelere el desarrollo agropecuario de América Latina y el Caribe, en el actual contexto de creciente complejidad del escenario global.
En un taller de trabajo de dos días de duración, los representes de los organismos internacionales avanzaron en la discusión y el diseño de estrategias que promuevan la eficiencia productiva, la equidad social y la resiliencia, mediante enfoques basados en evidencias, consensos y la adaptación a las nuevas realidades geopolíticas y tecnológicas.
Fueron abordados asuntos como la “globalización sin gobernanza”, las nuevas exigencias del comercio internacional, la debilidad del multilateralismo y su relación con todas las dimensiones del sector agropecuario, considerado esencial para el desarrollo regional y fuertemente emparentado con la ciencia, la tecnología, la innovación, las políticas industriales, la logística y que tiene un papel esencial en el peso y el posicionamiento global de América Latina y el Caribe.
Los participantes coincidieron, en ese sentido, en que la cooperación internacional tiene que cumplir el papel de catalizador de las transformaciones con una visión integrada aunque considerando las diferentes condiciones nacionales, con un enfoque basado en ciencia y que haga hincapié en la cuestión de financiamiento, teniendo en cuenta las restricciones fiscales de las naciones de la región.
Participaron, junto al IICA, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, la CEPAL, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el Instituto de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), la Alianza Biodiversity-CIAT, el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) y la FAO.
También estuvieron presentes, tanto en la sede central del IICA como a través de videoconferencia, funcionarios responsables del diseño y la implementación de políticas públicas en las Américas, representantes de la academia y del sector privado.
“Tenemos que ser proactivos; basta de seguir atrás de los acontecimientos. Tenemos que ser propositivos y también pragmáticos, porque son momentos difíciles y tenemos que ayudar a los países. Pero no vamos a llevar una receta para solucionar todo, porque esta transición es un viaje”, dijo en el cierre el Director General del IICA, Manuel Otero, quien felicitó a los participantes por los días de discusiones y debates.
El Subdirector General, Lloyd Day, señaló: “Tenemos que alimentar a 10.000 millones de personas de aquí a 30 años, que es 2.000 millones más que hoy, según las proyecciones principales. Al mismo tiempo, debemos tener menos impacto en el ambiente. Podemos hacerlo, pero nos hará falta más investigación, ciencia, innovación y, también, más financiamiento”.
Por su lado, Joaquín Arias, Coordinador del Observatorio de Políticas Públicas para los Sistemas Agroalimentarios (OPSAa) del IICA y responsable organizador del encuentro, elogió a los participantes y señaló que con el espacio de diálogo e intercambio “se fortalece una red de trabajo a nivel de América Latina que esperamos seguir alimentando”.
El futuro de la agricultura
Durante el evento se realizó un Foro sobre Geopolítica y Comercio Internacional Agroalimentario en el que participaron Guillermo Valles, embajador de Uruguay en Brasil y ex vicecanciller de su país; Máximo Torero, Economista Jefe de la FAO y ex director del Banco Mundial en representación de Perú; y Osvaldo Rosales, ex director de Comercio e Integración de CEPAL y experto en relaciones económicas internacionales.
El Director General del IICA, Manuel Otero, hizo las palabras de apertura mientras que Martín Piñeiro, Director del Comité de Asuntos Agrario del Consejo Argentino de Relación Internacionales (CARI) y Director General Emérito de IICA, fue el moderador.
En el panel, los expertos compartieron sus perspectivas sobre cómo las transformaciones globales y el debilitamiento del multilateralismo están impactando el comercio agroalimentario y el desarrollo regional.
Señalaron que, en un contexto de condiciones nuevas y más difíciles para el comercio agroalimentario, entender las características y dimensiones de las trasformaciones que están produciéndose es imprescindible para definir las estrategias de inserción internacional de los países de la región y, especialmente, de los países exportadores netos de alimentos.
Coincidieron en que la región deberá aumentar la diversificación de productos y destinos para aprovechar las nuevas condiciones comerciales y tendrá que promover nuevas políticas públicas para acompañar y aprovechar las nuevas oportunidades productivas.
Las nuevas condiciones del comercio internacional agroalimentario -señalaron- también tendrán un impacto sobre la adopción tecnológica, la productividad y la estructura agraria.
Rosales se refirió a la reducción del dinamismo del comercio internacional que viene observándose desde 2015. “La economía mundial crece menos y ya no es cierto que el comercio internacional crezca más que el PIB”, afirmó.
También se explayó sobre cómo la presidencia de Donald Trump en los Estados Unidos puede impactar sobre los sistemas agroalimentarios y las consecuencias de la esperable desregulación ambiental, energética y financiera.
Guillermo Valles dijo que en los últimos 60 años ha habido un crecimiento de la población mundial y un paralelo crecimiento del abastecimiento de alimentos y de proteína per cápita, gracias a la mayor productividad y también al rol fundamental del comercio.
“Tenemos un crecimiento del comercio mundial de alimentos, acelerado en los últimos 30 años. Esto es por reducción de los costos del transporte, pero, sobre todo, por una conducta de cooperación internacional. Hoy sigue internacionalizándose el abastecimiento tanto de productos vegetales como animales y de cara al futuro veo cinco desafíos: la fragmentación del sistema comercial, los problemas de logística, el acceso a mercados, la competencia de las exportaciones y el apoyo doméstico”, sostuvo.
Otero, a su turno, vaticinó que las transformaciones se van a acelerar y habló de cuatro dimensiones que podrían impactar en la actividad: las formas de producir, la estructura agraria, la inserción de la agricultura en la economía y la sociedad y la integración del sistema al comercio internacional.
“Nuestra región -afirmó- tiene que entender que debemos anticiparnos a los cambios y diseñar las estrategias, las políticas y los modelos de gobernanza adecuados. Es fundamental entender hacia dónde vamos, aun cuando somos conscientes de que siempre es riesgoso hacerlo. Debemos fortalecer el liderazgo de la región como sostén de la seguridad alimentaria global, sabiendo que no solo se trata de aumentar las exportaciones, sino también de fortalecer nuestro papel en la mitigación y adaptación al cambio climático y en la conservación de la naturaleza”.
Torero, por su lado, dijo que “las cosas se están poniendo cada vez más más complejas. Vemos un mundo de incertidumbre y riesgo. Si bien América Latina y el Caribe ha acelerado su integración en el comercio internacional en las últimas décadas, la proporción comenzó a caer en 2023, lo que preocupa. Esto es reflejo de shocks mundiales, como la pandemia de Covid-19”.
El economista peruano señaló que hay espacio para mejorar el comercio intrarregional, pero eso requerirá la fijación de estándares fitosanitarios comunes y de una mejora en la infraestructura.
“Debemos mejorar el agregado de valor in situ. Normalmente exportamos commodities y hay que apuntar al agregado de valor. Para ello, la tecnología jugará un rol fundamental”, concluyó.