Por Eva RODRIGUEZ LORENZO, con Andrea TOSTA en Caracas | AFP.-
«No refleja la voluntad del pueblo». Estados Unidos condenó este lunes las elecciones regionales de Venezuela, en las que el chavismo logró un abrumador triunfo y que fueron acompañadas por observadores europeos.
El proceso contó además con la participación de los principales partidos de la oposición, después de tres años marginándose de elecciones y llamando a la abstención liderados por Juan Guaidó, el dirigente que Washington reconoce como presidente interino.
Guaidó decidió mantener su postura este año, asegurando que el proceso fue «absolutamente viciado» y «claramente desigual».
Washington dio un espaldarazo a esta postura de Guaidó. El secretario de Estado, Antony Blinken, publicó un comunicado este lunes rechazando el resultado, en el que el partido del presidente Nicolás Maduro, el PSUV, ganó el principal municipio de Caracas y 20 de las 23 gobernaciones, según un primer boletín oficial.
«El régimen de Maduro privó a los venezolanos una vez más de su derecho a participar en un proceso electoral libre y justo», afirmó Blinken.
«Temeroso de la voz y el voto de los venezolanos, el régimen distorsionó enormemente el proceso para determinar el resultado de esta elección, mucho antes de que se emitieran los votos», añadió el secretario de Estado.
El gobierno estadounidense se convirtió en el principal aliado de Guaidó, quien además recibió cierto control de los recursos venezolanos en el extranjero. Otro medio centenar de países lo reconoce como presidente, aunque Maduro en la práctica tiene el control del país.
«Es ya una costumbre que el gran derrotado de las elecciones venezolanas, los EEUU, sangre por la herida», reaccionó en Twitter el ministro de Comunicación venezolano, Freddy Ñáñez.
El canciller venezolano, Félix Plasencia, tachó a Washington de «gobierno supremacista».
«Una hazaña»
La oposición se marginó en las elecciones presidenciales de 2018, en las que Maduro fue reelecto, y las legislativas de 2020, en las que la oposición, con Guaidó al frente, perdió el control del Parlamento.
Ambas fueron tachadas de «fraudulentas» por la oposición y Estados Unidos, que no tiene relaciones diplomáticas con Maduro e impuso un embargo petrolero al país sudamericano.
Para las regionales, que cerró con más de 42% de participación, las principales organizaciones opositoras decidieron participar, aunque sin acordar candidaturas unitarias en medio de rencillas y enfrentamientos internos.
«Los que lograron arrebatarle (puestos) a la dictadura es una hazaña (…), mis respetos», exclamó Guaidó el lunes, asegurando que «sería injusto» tildar de «fracaso» el resultado.
La oposición ganó en total los gobiernos de tres estados. Además, de las 335 alcaldías, La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) -mayor alianza opositora- ganó 59, mientras que 58 fueron para otras organizaciones no alineadas al chavismo, que se hizo con 205 alcaldías, según el último balance del CNE. En las 13 restantes aún no hay resultados definitivos.
Estados Unidos «felicitó» igualmente a los partidos y votantes que decidieron participar en los comicios, «pese a sus fallos», para «preservar y luchar por un espacio democrático tan necesario».
En el pasado, cualquier participación hubiera sido tachada de traición desde el círculo de Guaidó, que insiste en que la única solución para sacar a Maduro del poder es a través de elecciones «justas, libres y transparentes».
El próximo año, la oposición tiene la opción de un referendo para revocar el mandato del gobernante.
Una de las condiciones que exigía la oposición era la observación internacional. El gobierno de Maduro permitió el acompañamiento de una amplia misión de la Unión Europea, y paneles de expertos de la ONU y el Centro Carter, tras años de resistencia con invitaciones a veedores de organizaciones afines al chavismo.
Con todo, cualquier objetivo electoral pasa por la «evidente necesidad de unificación» opositora, apuntó Guaidó.
«Es un evento que debe llevarnos a más unidad, una unidad sincera», señaló en medio de diferencias con otros dirigentes opositores que rechazan la figura del «gobierno interino» que encabeza.