SAN JOSÉ, (IICA).-
El programa Suelos Vivos de las Américas ha logrado resultados concretos, a 28 meses de su puesta en marcha, y está generando una creciente conciencia acerca de la importancia que la salud de los suelos tiene para la seguridad alimentaria en el continente y a nivel global.
Así lo demostraron distintos actores del ámbito público y privado durante una reunión de miembros de los comités directivos del programa que llevan adelante el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el laureado científico Rattan Lal, quien lidera el Centro de Manejo y Secuestro de Carbono Rattan Lal (C-MASC), de la Universidad Estatal de Ohio.
El proyecto, lanzado en diciembre de 2020, ha dado forma a una robusta coalición, que está dando batalla contra la degradación de un recurso fundamental para la salud y la vida y ya ha obtenido logros concretos y palpables. Vincula la ciencia, las políticas públicas, el sector privado y el trabajo de restauración de los suelos en el Hemisferio, cuyo deterioro amenaza la posición de América Latina y el Caribe como garante de la seguridad alimentaria global.
En el encuentro se rindieron cuentas, se presentaron los principales logros y se trazó la hoja de ruta para el resto de 2023.
Bayer, Syngenta y PepsiCo son las importantes compañías del sector alimentario que forman parte del programa, que se está ejecutando en Brasil, Canadá, Chile, Colombia, El Salvador, México, Perú y Uruguay, con el apoyo de los ministerios de Agricultura de esos países.
Utilizando los mejores enfoques de gestión, el proyecto vincula a la cooperación técnica junto a gobiernos, organismos internacionales, universidades, el sector privado y organizaciones de la sociedad civil para contribuir a detener procesos de degradación de la tierra y de la agricultura que agotan la materia orgánica de los suelos, un recurso natural fundamental para la vida.
El IICA y el C-MASC impulsan Suelos Vivos de las Américas enarbolando también, como premisas fundamentales, la necesidad de avanzar hacia prácticas de manejo de tierras e incentivos para transformar los sistemas agrícolas en ecosistemas que acumulen más carbono en los suelos, para contribuir de esa manera a la mitigación del cambio climático.
Un problema con impacto social
El profesor Lal señaló que la degradación, la deforestación y el sobrepastoreo son fenómenos que han deteriorado la salud de los suelos en América Latina y el Caribe y que esto tiene graves consecuencias sociales, ya que los pequeños productores agrícolas están entre los sectores más pobres de la población.
El científico dijo que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por el cambio de uso del suelo representan un 42% de las emisiones totales de la región y que el programa se propone maximizar la recuperación de los suelos, fomentar la reducción de emisiones de carbono generadas por la deforestación y potenciar el secuestrar de carbono en la tierra.
“Los suelos son parte de la solución para la seguridad alimentaria y ambiental y los agricultores juegan un rol clave para conversar la biodiversidad y mitigar el cambio climático”, dijo.
Lal señaló también que la sequía se ha convertido en un gran problema que ha afectado una enorme zona de Sudamérica, desde el Amazonas hasta los Andes, incluyendo la Patagonia, y que esto refuerza la importancia del proyecto Suelos Vivos de las Américas a favor de la seguridad alimentaria, climática y del agua.
Además, subrayó el valor de la participación activa en la iniciativa del sector privado, que juega un papel crítico para traducir la ciencia a acción. “Son ellos actores muy importantes para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). A través del sector privado, el proyecto está llevando adelante acciones para combatir el cambio climático y hacer que el suelo sea un sumidero de carbono”, explicó Lal.
Alessandra Fajardo, Directora de Alianzas de la Cadena de Valor Alimentaria para América Latina de Bayer, contó los detalles del programa Pro Carbono que la compañía lanzó en Brasil para favorecer el secuestro de carbono en los suelos.
“Estamos trabajando –informó- con 1.900 agricultores en 16 estados, que son asesorados en buenas prácticas por especialistas que ellos mismos eligen. El primer beneficio que se alcanza al adoptar este programa es que mejora la calidad del suelo y, en consecuencia, se obtiene una productividad mayor. El agricultor empieza entonces a ver la diferencia en el bolsillo inmediatamente, además de que tiene la perspectiva futura de vender carbono”.
Javier Peris, Gerente Técnico de Agroecosistemas de Syngenta, contó que la compañía está llevando adelante gran cantidad de proyectos vinculados a la conservación del suelo. Dio detalles, en ese sentido, del programa Livingro, que está vigente en seis países. Esta iniciativa promueve que los agricultores apliquen protocolos específicos de buenas prácticas en una variedad de cultivos.
“Se trata de prácticas agrícolas sostenibles o positivas y para diseñarlas y mejorarlas colaboramos con 25 instituciones de investigación en los países, generando datos, porque muchas veces lo que falta es información”, dijo Peris.
Por su lado, el Subdirector General del IICA, Lloyd Day, felicitó a quienes llevan adelante el proyecto y dijo que buena parte de la agricultura en América Latina está trabajando para restaurar tierras y cuencas hidrográficas.
“El sistema agroalimentario no es fallido, ya que alimenta a miles de millones de personas en todo el mundo cada día. Trabajando con compañías y universidades podemos mejorarlo para reducir el impacto sobre el planeta y combatir la crisis climática”, afirmó.
Objetivos alcanzados
Manuel Otero señaló que Suelos Vivos de las Américas es de importancia estratégica para el IICA y que, en los 28 meses transcurridos desde el lanzamiento del programa, este ha ido alcanzado los objetivos que se habían propuesto.
“La plataforma fue creada para que los países adquieran conciencia crítica acerca de que, si no se aborda de manera muy seria la degradación de los suelos, todo lo demás que podamos hacer a favor de la seguridad alimentaria no va a tener ningún sentido”, afirmó el Director General del IICA.
“Estamos mapeando las principales políticas de los países –agregó-, que empiezan a intercambiar sus experiencias en recuperación de los suelos. Esto es un paso en la dirección correcta. Por supuesto, no quiere decir que la degradación en la región, que en promedio alcanza a un 30% de las tierras, se esté revirtiendo. Pero hay una toma de conciencia acerca de que, a medida que los suelos se degradan, aumenta la pobreza y la única salida para los sectores vulnerables es huir de esas zonas degradadas”.
“Tenemos razones para ser cautamente optimistas, pensando que, trabajando en conjunto, podemos revertir este problema tan grave”, concluyó.
Por parte del IICA, además de Otero y Day, en la reunión del programa Suelos Vivos de las Américas participaron el Director de Cooperación Técnica, Federico Villarreal, y los especialistas del Instituto Kelly Witkowski y Francisco Mello.