Por Katell ABIVEN | AFP.-
El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, llegó a Cuba el jueves para una visita de dos días, en momentos en que la isla sufre problemas de combustible debido a sanciones de Estados Unidos y necesita urgentemente el apoyo político y económico de sus aliados Rusia y China.
A su llegada, fue recibido por el canciller cubano Bruno Rodríguez, anunció el ministerio, que publicó una foto de ambos en la pista del aeropuerto. Está prevista una conferencia conjunta a primera hora de la tarde, después de la firma de acuerdos.
«Cuba y Rusia tienen intercambios y un diálogo político al más alto nivel, lo cual ha sido fructífero y útil en la promoción de las relaciones bilaterales en áreas de interés común», señaló el ministerio.
La visita de Medvedev ocurre en un momento crítico para el país, que enfrenta una importante escasez de combustible tras sanciones de Washington contra los buques que transportan petróleo desde Venezuela, el principal proveedor de crudo de Cuba.
Estados Unidos, que aplica un embargo contra la isla desde 1962, acusa a La Habana de apoyar militarmente al gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
En las últimas semanas, se han formado filas de varias horas frente a las estaciones de servicio, mientras que la frecuencia de autobuses y trenes se ha reducido, el aire acondicionado se raciona en compañías estatales y a muchos funcionarios se les ha pedido trabajar desde casa.
El «retorno» de Rusia
La crisis, «coyuntural» según el gobierno, obliga a Cuba a vivir en cámara lenta.
Afecta su crecimiento económico mientras que el turismo, una de las principales actividades, ya está a media máquina: los visitantes europeos viajaron menos a la isla en el primer semestre.
Y en la segunda mitad del año sentirá los efectos de la decisión de Washington de prohibir los viajes en crucero desde Estados Unidos a Cuba. La medida se adoptó en junio.
La solidaridad de Rusia -cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, visitó Cuba en julio- y de China, por tanto, son más que bienvenidas.
«En el contexto de la crisis venezolana y de la estrategia estadounidense de complicar el transporte de petróleo a Cuba, Rusia está ganando importancia para Cuba, debido a su condición de gran potencia con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU y de un importante productor de petróleo», dijo el analista político Arturo López-Levy, académico del Gustavus Adolphus College en Minnesota, Estados Unidos.
En el futuro inmediato, Rusia parece haber comenzado ya su «retorno» a suelo cubano, con un aumento del comercio del 34% en 2018, a 388 millones de dólares, y que debería acercarse a los 500 millones de dolares en 2019, aseguró recientemente el vice primer ministro ruso, Yury Borisov.
Pero «en el largo plazo, Cuba deberá resolver los desbalances macroeconómicos y hacer avanzar las reformas de manera tal que su vulnerabilidad se reduzca», advierte el politólogo Carlos Alzugaray respecto de un país que vivió tres décadas bajo el ala del hermano mayor soviético antes de reemplazar esta dependencia económica por otra: Venezuela.
«Puerta de entrada»
En los últimos meses, Moscú, el tercer socio comercial de Cuba detrás de la Unión Europea y China, ha otorgado a la isla un préstamo equivalente a unos 40 millones de dólares para modernizar su industria militar.
También anunció un plan de inversión de mil millones de dólares al 2030 para renovar los ferrocarriles cubanos y estableció acuerdos con La Habana en materia de uso pacífico de la energía nuclear y ciberseguridad.
¿Su objetivo? «Irritar a Estados Unidos», al cortejar a una isla a menos de 200 kilómetros de sus costas, dice Ric Herrero, director del Cuban Study Group, que reúne a los cubanoestadounidenses que abogan por la apertura económica y política entre Washington y La Habana.
«Históricamente, Cuba ha sido la puerta de entrada a Rusia en la región», asegura Arturo López-Levy.
China ha vendido 240 vagones de trenes a Cuba por 150 millones de dólares, que terminarán de entregarse en 2022. Los primeros 80 llegaron en mayo pasado.
Y «los chinos asesoran a los cubanos en tecnología, inteligencia artificial, investigación, biotecnología y medicina», asegura Herrero.
Su interés es principalmente económico, pero «sabemos que China ha utilizado y sabe utilizar la dependencia económica de otros países como herramienta política si lo desea».
El martes, el embajador de China en Cuba, Chen Xi, enfatizó que «China apoya y apoyará como siempre, sin vacilación alguna y con toda la voluntad, al pueblo cubano en sus esfuerzos por el socialismo».
Para Herrero, Washington comete un error al castigar a La Habana: «Nuestra política actual no solo aísla a los Estados Unidos de Cuba, sino que también empuja a los líderes cubanos a los brazos de nuestros adversarios. Es completamente contraproducente».