Tegucigalpa | EFE.-
Los rigurosos controles en las cárceles de Honduras conocidas como de «máxima seguridad», para evitar el ingreso de drogas, entre otros productos prohibidos, no ha frenado el intento de algunos familiares o amigos de reclusos de pasar al menos marihuana escondida en el interior de su cuerpo.
Un informe del Instituto Nacional Penitenciario (INP) difundido este domingo, señala que en lo que va del presente año «ya suman más de 20 casos» de mujeres enjuiciadas por intentar introducir marihuana a través de diferentes formas, aunque también hombres han pretendido hacer lo mismo.
Un sistema de escáner con rayos «X» en las tres cárceles de máxima seguridad, por el que tienen que pasar reclusos, familiares, visitantes y personal de los centros penales, ha permitido detectar drogas, teléfonos y otros aparatos de comunicación, incluso una granada de fragmentación, como ocurrió en febrero en la cárcel de Ilama, departamento de Santa Bárbara, conocida como «El Pozo».
Los controles de seguridad incluyen al personal penitenciario, entre el que ha habido aliados de reos peligrosos, una práctica de vieja data en los centros penales de Honduras, según denuncias que han trascendido en la prensa local.
En noviembre, las autoridades pusieron en marcha la Fuerza Nacional de Control de Centros Penitenciarios (FNCCP) en las cárceles de máxima seguridad para impedir la introducción de productos no permitidos, «como pretenden muchos visitantes», informó entonces el ministro coordinador del Gabinete de Prevención, Seguridad y Defensa, Luis Fernando Suazo.
En lo que respecta a los intentos para introducir marihuana, el sistema de control ha permitido detectarla en palos de escoba, rimeros de tortillas de maíz agujereados, entre otros alimentos, o introducida en la vagina o el recto de algunas mujeres.
Por lo general, los reclusos implican más a mujeres para que intenten pasar la droga en el interior de su cuerpo cuando llegan a visitarles.
Este año casi todas las semanas el INP ha venido informando de la detención de mujeres que han intentado introducir marihuana a las cárceles, además de difundir fotografías, documentos de identidad personal y de los escáner en los que se muestra el punto del cuerpo en el que las detenidas llevaban introducido el alucinógeno en paquetes o cigarros envueltos en plástico.
El sábado, el INP informó de la detención de una mujer en la cárcel de Ilama que pretendía pasar un cigarro grande de marihuana «oculto entre su ropa íntima y el pantalón», que le llevaba a su pareja sentimental, un reo de la «Mara 18» (pandilla).
«No importa la cantidad o el tamaño del paquete de droga que pretendan ingresar, los escáner detectan todo, afirmaron las autoridades de la Fuerza Nacional de Control de Centros Penitenciarios (FNCCP), encargados de la seguridad en el Centro Penitenciario de Ilama, Santa Bárbara», indicó el INP.
Además, otras cuatro mujeres, al parecer integrantes de la «Mara 18», internas en una cárcel de mujeres cercana a Tegucigalpa, fueron descubiertas cuando pretendían introducir medio kilo de marihuana a la prisión, un aparato de radio comunicación y «una carta con órdenes enviadas por una organización criminal», señaló el INP.
Se suman cuatro casos de reos de la «Mara 18» a los que, se presume, mujeres embarazadas, que no son sometidas a la revisión del escáner, les llevaron un paquete de marihuana y cartas en las que «se dan órdenes e instrucciones».
Los cuatro reos se habían introducido en su cuerpo la droga, cartas y otros objetos, que entregaron «de manera voluntaria» a las autoridades, lo que le habían llevado las visitas, de quienes se presume serían mujeres embarazadas que serán investigadas, según la información oficial.
Añade que «familiares aprovechan ‘Día de la madre’ -que se conmemora hoy- para meter drogas y cartas extorsivas» y que, «droga y wilas (cartas con órdenes) decomisan a privados después de recibir visita».