Por Alexander Villegas y Jorge Vega | VIÑA DEL MAR, Chile | Reuters.-
El número de muertos por los incendios de forestales que sofocaban el centro de Chile subió el lunes a 122 y equipos de emergencia dijeron a Reuters que aún estaban sacando cuerpos de entre los escombros, tres días después de que se iniciara el fuego descontrolado.
Se prevé que el número de víctimas por el peor desastre ocurrido en Chile en años aumente aún más a medida que residentes, bomberos y militares se apresuran a despejar áreas residenciales de las ciudades costeras de Valparaíso y Viña del Mar, donde bolas de fuego consumieron casas en minutos.
Personal especializado arrojaba desde helicópteros toneladas de agua para ayudar a aplacar las llamas.
«Es como una zona de guerra, como si hubiera estallado una bomba», dijo Jacqueline Atenas, de 63 años, quien huyó el viernes de su casa en la cercana Villa Independencia y regresó a los escombros el lunes con una pequeña mochila rosa, lo único que salvó.
«Fue una cosa como que pasaban por casa tirando bencina (gasolina) y quemando (…). Había mucho viento, y grandes bolas de fuego que venían», agregó.
Calle abajo, Luis Parra dijo que apenas pudo escapar con su esposa y sus nietos. Cuando vio que las chispas llegaban a su casa, se había cortado la luz y no podían abrir la puerta para escapar en auto.
Se las arreglaron para subirse al coche de un amigo y escapar. Pero su hermana y su padre ciego murieron. Sus cuerpos fueron encontrados a una cuadra de su casa. «Nunca pensamos que esto podría suceder», dijo Parra.
«TANTOS MUERTOS»
Otros residentes de Villa Independencia, un barrio de clase trabajadora de Viña del Mar, describieron fuertes vientos y un infierno que avanzaba rápidamente.
Ingrid Crespo, de 59 años, dijo que vio el fuego a lo lejos por primera vez el viernes y luego lo vio saltar de colina en colina.
«Las chispas saltaban y el viento soplaba como si fuera un huracán», dijo Crespo, quien empezó a lanzar agua en su techo cuando vio chispas volando, aunque ya era demasiado tarde para salvar su casa.
Crespo escapó en sandalias y sin nada más que la ropa que llevaba puesta. Muchos de sus vecinos murieron. Su gato y su perro murieron en el incendio.
«Hay muchos muertos. El domingo mi hijo llegó y había muertos ahí», relató Crespo.
Chile inició el lunes un período oficial de luto de dos días. Cientos de personas siguen desaparecidas y unas 14.000 viviendas han resultado dañadas, dijeron las autoridades.
Imágenes de drones filmadas por Reuters en el área de Viña del Mar mostraron vecindarios enteros calcinados, con residentes hurgando entre los restos de casas quemadas donde los techos de hierro corrugado se habían derrumbado. En las calles, los coches chamuscados cubrían las carreteras.
«COMO ESTAR EN EL INFIERNO»
El subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, dijo el domingo que había 165 incendios activos, frente a los 154 del sábado. Las autoridades impusieron un toque de queda en las regiones más afectadas y enviaron al ejército para ayudar a los bomberos a detener la propagación.
Monsalve dijo que las temperaturas ligeramente más bajas y la nubosidad podrían ayudar a las autoridades a apagar los incendios en los próximos días.
«Vamos a seguir teniendo temperaturas altas, pero no extremas», dijo Monsalve en conferencia de prensa.
La Policía de Investigaciones (PDI) dijo que estaba indagando áreas donde los incendios podrían haberse iniciado intencionalmente.
Chile, Argentina y otras partes del cono sur de Sudamérica se han enfrentado a una severa ola de calor, algo que según los expertos se volverá más común durante los meses de verano austral debido al cambio climático.
El clima extremo en Chile también se ha visto exacerbado por el fenómeno climático de El Niño, que calienta el océano Pacífico.
Jesica Barrios, que perdió su casa en Viña del Mar, dijo a Reuters durante el fin de semana que el incendio llegó «de un momento a otro».
«El fuego llegó al Jardín Botánico. En diez minutos el fuego ya estaba encima», dijo. «Había humo, el cielo se volvió negro, todo estaba oscuro. El viento se sentía como un huracán. Era como estar en el infierno».