Managua | EFE.-
El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, regresó este domingo a la Catedral Metropolitana de Managua, de la que es arzobispo, tras casi cuatro meses de ausencia, y afirmó que los sacerdotes no pueden callar, en un país donde el clero ha sido crítico con el Gobierno de Daniel Ortega.
“Oren por mí, oren por nuestros sacerdotes, para que seamos promotores de este reino (de Jesucristo), y que como bien decían los apóstoles: no podemos callar lo que hemos visto y lo que hemos oído”, dijo Brenes, que no había vuelto a la Catedral de Managua desde el 31 de julio pasado, cuando conmemoró un año del “atentado” contra el templo que calcinó una histórica imagen de la Sangre de Cristo y luego contraer covid-19.
Desde julio de 2018 Ortega ha acusado al episcopado de haber dirigido en su contra un supuesto golpe de Estado, del que todavía no ha mostrado pruebas, y tras lo cual los templos católicos han sufrido múltiples profanaciones en distintas ciudades de Nicaragua, incluyendo la catedral de Managua en 2020, que la Policía Nacional clasificó como accidente.
Los obispos no han negado que durante las protestas antigubernamentales de 2018, los párrocos abrieron sus puertas para que los manifestantes escaparan de los ataques armados de policías y civiles, que según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dejaron al menos 355 muertos.