Managua | EFE.-
Los creyentes católicos se desbordaron este “Domingo de Ramos” en la Catedral Metropolitana de Managua, capital de Nicaragua, para participar en la primera procesión religiosa tras dos años de pausa como consecuencia de la pandemia de covid-19.
Ataviados con hojas de palmas y usando mascarillas, cientos de fieles se aglomeraron en los extensos predios de la catedral Inmaculada Concepción de María para participar en la “procesión de la burrita”, que no era celebrada desde 2019, cuando la Conferencia Episcopal de Nicaragua suspendió las actividades religiosas presenciales, para evitar la propagación de la covid-19.
A la procesión, que fue encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes, le siguió la Misa de las Palmas, que los asistentes presenciaron con expectativa y consignas propias de la Iglesia Católica, luego de recibir la bendición de las palmas.
La escena de la catedral se repitió en diversas parroquias de Nicaragua, donde no se vivía un ambiente similar desde la época previa a la pandemia, que alcanzó al país en marzo de 2019.
“Dos años que no habíamos podido celebrarla con toda la solemnidad, como es propia de nosotros, sin embargo, yo creo que de forma virtual hemos vivido estos años nuestra cercanía y nuestro encuentro con Jesucristo”, dijo Brenes a los creyentes luego de concluir la misa.
Durante la ceremonia, dedicada al perdón, el cardenal pidió orar a Dios por los fallecidos, por lo que aún viven, y porque la pandemia concluya pronto.
Brenes, un sobreviviente de la covid-19, también recordó “a tantos amigos y familiares que por parte del covid fallecieron y ya no están con nosotros, orar por ellos y pedirle a nuestro buen Dios que esta pandemia pueda ir desapareciendo ya de este mundo y, como dice el papa Francisco, la alegría vuelva a nuestros hogares”.
Según el Ministerio de Salud (Minsa) de Nicaragua, la covid-19 ha dejado 231 muertos y 18.511 casos confirmados, desde que se anunció al primer paciente en territorio nicaragüense.