Por: Elvis Gómez Mena/ Editor de Opinión | cawtv.net.-
No desperdicies el ahora porque nunca volverá. Jamás retornaremos a ni un solo minuto del pasado. Es irreversible. El tiempo vivido no puede recuperarse. Es tan implacable el camino del tiempo, que nada lo puede retroceder, así como haces cuando mueves las manecillas del reloj. Y aunque toda la humanidad tomara sus relojes y los retrocediera un minuto, el paso del tiempo sería intocable. Camina y camina sin detenerse. Alguna gente podrá hacerse operaciones plásticas para quitarse arrugas e implantarse lo que quiera, pero el cuerpo obedece al paso del tiempo y los órganos envejecen. El hígado y el estómago, el corazón y el cerebro se hacen más viejos, se siguen gastando, porque obedecen al paso del tiempo.
El momento preciso que Dios te dio para abrazar a tu madre antes de su partida al cielo, si no lo aprovechaste porque estabas de fiesta mientras ella agonizaba en el hospital no volverá jamás, por más que llores y grites alaridos al cielo de desesperación. Nada te devolverá ese momento. No hay máquina ni tecnología alguna que devuelva al más millonario, aunque dé toda su fortuna, el tiempo donde pudo reconciliarse con su hermano antes de que pereciera en un accidente.
Los momentos perdidos, donde no abrazaste, pediste perdón, ni dijiste una palabra de consuelo al que estaba desesperado y triste, y por eso se hundió más en la droga no volverán. Pudiste haberlo atendido con más ahínco y compasión, haberlo escuchado con atención, haberle llevado al psicólogo y al sacerdote, pero no, no había tiempo, estabas muy ocupado en tus negocios, y ese hijo tuyo terminó comiendo en la calle de los basureros. No fuiste buen padre. Ahora ya es demasiado tarde. Quisieras volver al pasado y empezar de nuevo, pero ya ese tiempo pasó y no volverá.
Es el tiempo el señor de todas las posibilidades y realizaciones. Dentro de él se pueden fabricar todos los sueños e ideales, porque sus capacidades son casi ilimitadas. Pero es implacable, duro, insensible, despiadado: lo que no se hizo jamás se hará, jamás volverá a hacerse como en ese momento. Cuando pasó esa oportunidad preciosa, valiosa y única, que pudo haber cambiado tu vida, mejorado la de otros, haber hecho algo nuevo y bueno para la humanidad, no se repetirá jamás, no volverá a darse nunca.
Otra cosa es reparar los daños, hacer algo mejor pasado un tiempo. Restituir, reconstruir, rehacer, sanar los daños causados. Reparar lo desecho, devolver cuatro veces el mal hecho por el pecado de omisión, y todo eso es bueno, meritorio, laudable. Y hay que hacerlo. Eso viene con el arrepentimiento y el deseo de cambio sincero. Pero lo mejor hubiera sido haber aprovechado el tiempo, haber hecho las cosas bien en el momento preciso.