Con el contundente triunfo de la oposición venezolana, quienes actuando unida obtuvo más de un 66 % de la elección parlamentaria, concluye una época, iniciándose el fin ‘Chavismo’ y su modelo ‘Socialista del Siglo XXI’, con repercusiones profundas no sólo en Venezuela sino también en América Latina. Este cambio radical se une al fin de la ‘era Kirchner’ en Argentina y a la normalización de relaciones Cuba-Estados Unidos, que re-enfocan drásticamente, para bien, la dinámica de la política regional, lo cual beneficia al pueblo nicaragüense.
Ante estos vientos de cambio, en Nicaragua, el Gobierno y la Oposición deben reenfocar su actuación: La oposición debe perfeccionar la Unidad y asumir con beligerante protagonismo las reivindicaciones populares. Por su lado la Administración Ortega-Murillo, no debe seguir con ‘oídos sordos’ desatendiendo los sensatos llamados, que se han hecho para que reoriente su gestión gubernativa: retomando sus compromisos originales y corrigiendo las desviaciones institucionales incurridas. Estas demandas las han realizado las Iglesias, los Partidos Políticos de oposición, los Gremios Empresariales y Sociales, las Ongs Independientes y amplios sectores de la población como el ‘Consejo en Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía Nacional’. Por eso es responsable y oportuno que el matrimonio presidencial desempolve las ‘46 observaciones y sugerencias’ del documento “En búsqueda de Nuevos Horizontes para una Nicaragua Mejor” que la Jerarquía Católica les entregó personalmente el 21 de mayo del año pasado, en la que con sincero aprecio, les señalaban que: “tienen la capacidad de no defraudar la esperanza que muchos nicaragüenses depositaron al iniciar su primer período presidencial en el 2007 y heredar a la nación un legado histórico digno de ser recordado por las futuras generaciones”, advirtiéndoles que: “los años pasan y nadie es eterno. Sin embargo,…tienen todavía la posibilidad de demostrar su voluntad de favorecer una auténtica apertura al pluralismo político en la nación; colaborar activamente a replantear el funcionamiento integral del sistema político y buscar caminos de concertación a nivel nacional, restableciendo la normalidad política de un auténtico estado democrático”; concluyendo con las dos propuestas de: 1) Diálogo Nacional, y 2) cambios de fondo en el Sistema Electoral, para que el país prospere.
Además de fortalecerse la ‘corriente democratizadora’ y el protagonismo del ‘pueblo soberano’, que podrá aprovechar la oposición democrática; un resultado inmediato, que también se produzca por el cambio venezolano, es una modificación radical (posible cese) de la cooperación petrolera privilegiada que Venezuela ha otorgado a Nicaragua y que el gobierno ha manejado de manera no transparente y con total discrecionalidad.
Además de retomar los ‘Acuerdos de Esquipulas’, la ‘Carta Democrática de la OEA’ y los compromisos contraídos con el pueblo, la iglesia y la Democracia Cristiana (ODCA y UDC) cuando pedían “una nueva oportunidad”, el Comandante Ortega y su esposa Rosario, deben a la brevedad prepararse a rendir cuentas: al pueblo de Nicaragua y posiblemente al nuevo Congreso de Venezuela, por los resultados y el uso de esa cuantiosa cooperación. Por lo pronto, se debe de: 1) organizar y realizar una auditoría profesional confiable en Albanisa y a Petronic, por todo su periodo de gestión, desde su inicio hasta la fecha, y 2) comenzar a transferir al ‘Tesoro’ (o sea al ‘Presupuesto de la República’) las utilidades de Petronic (que no se reinvierten), las que sólo el año pasado superan los 3 mil millones de córdobas; para el beneficio del pueblo nicaragüense, mediante el financiamiento de proyectos que tanto se necesitan.