Argel | EFE.-
La justicia argelina redujo hoy la condena del periodista independiente Jaled Drareni de dos años de cárcel a seis meses de prisión condicional y una multa de 50.000 dinares (algunos 318 euros) por «incitar a una manifestación no armada», informó el Comité Nacional para la Liberación de los Detenidos (CNLD).
Un día antes del juicio de apelación, el fundador del sitio de noticias «Casbah Tribune», de 41 años, declaró a través de las redes sociales que «sea cual sea la sentencia, continuaré haciendo mi trabajo con total independencia».
Colaborador de la cadena francesa «TV5 Monde» y miembro de Reporteros Sin Fronteras (RSF), fue condenado en 2020 a tres años de cárcel- la mayor pena impuesta a un periodista en la historia reciente de Argelia- por cubrir una manifestación «no autorizada» del Hirak (movimiento de protestas populares), acusado de amenazar la seguridad del Estado.
Tiempo después, una corte de apelación redujo la condena a dos años, de la que el informador cumplió once meses entre rejas hasta que en febrero de 2021 fue liberado junto a otros 33 detenidos gracias un indulto del presidente de la República, Abdelmadjid Tebboune.
Amnistía Internacional (AI) denunció este jueves los «ataques» contra la sociedad civil durante las últimas semanas, que se han saldado con la detención de 27 activistas. Entre ellos se encuentra el representante de la Liga Argelina para la Defensa de los Derechos Humanos (LADDH) en la provincia de Tlemcen (noroeste), Faleh Hammudi, detenido desde febrero y condenado a tres años de prisión y una multa de 663 euros.
«Tres años después del inicio del movimiento de protesta, las autoridades continúan intensificando su represión. Exigimos la liberación de todos los activistas y defensores pacíficos de los derechos humanos en Argelia», señaló la directora adjunta de AI en la región del Norte de África y Oriente Medio, Amna Guellali, en un comunicado de prensa.
El Hirak, que nació el 22 de febrero de 2019, obligó al expresidente Abdelaziz Bouteflika, que llevaba dos décadas en el poder y aspiraba a un quinto mandato, a dimitir dos meses después gracias también a la presión del Ejército.
Tras un año de movilizaciones cada martes y viernes de la semana, el mandatario prohibió las manifestaciones con motivo de la pandemia y dio por satisfechas sus reivindicaciones, acusando a los militantes de «contrarrevolucionarios».
Durante este periodo se enjuició y condenó además a duras penas de prisión a políticos, empresarios y militares cercanos al presidente, entre ellos su hermano y asesor, Said Bouteflika, y sus dos primeros ministro más longevos, Ahmed Ouyahia y Abdelmalek Sellal.