Por Robin Emmott, Joanna Plucinska y Yara Abi Nader | BRUSELAS/VARSOVIA | Reuters.-
Las fuerzas de seguridad polacas dispararon el martes con un cañón de agua contra migrantes que lanzaban piedras desde la frontera con Bielorrusia, y la OTAN reiteró su apoyo a Varsovia en una crisis que ha dejado a miles de personas varadas en la frontera afrontando temperaturas gélidas.
En las imágenes de video, publicadas por las autoridades polacas, se puede ver a inmigrantes lanzando botellas y troncos a través de la valla fronteriza de alambre de espino y usando palos para intentar atravesarla. Siete policías han resultado heridos en la frontera.
La crisis, según la Unión Europea, está orquestada por Bielorrusia -aliada de Rusia- en represalia por las sanciones impuestas por la UE por la represión de las protestas políticas, una acusación que Minsk niega.
Hasta 4.000 inmigrantes, en su mayoría procedentes de Irak y Afganistán, esperan ahora en bosques helados en lo que no sólo es la frontera de Polonia, sino también la frontera exterior de la UE y la OTAN, la alianza militar occidental.
«Estamos profundamente preocupados por la forma en que el régimen de (el líder bielorruso Alexander) Lukashenko está usando a los migrantes vulnerables como táctica híbrida contra otros países», dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a los ministros de Defensa de la alianza reunidos en Bruselas.
«Nos solidarizamos con Polonia y con todos los aliados afectados», agregó.
Lituania y Letonia, que al igual que Polonia son miembros de la OTAN y la UE, también han informado de un fuerte aumento de los intentos de cruzar desde Bielorrusia desde el verano boreal.
Al menos ocho migrantes han muerto en la frontera durante la crisis. Uno de ellos, un sirio de 19 años, fue enterrado el martes en el pueblo de Bohoniki, al noreste de Polonia.
«UN ENORME SUFRIMIENTO»
Un niño kurdo de nueve años, al que le han amputado las dos piernas, se encontraba entre los atrapados entre los lagos, pantanos y bosques de la frontera, después de que Polonia se negó a dejarles entrar y las fuerzas bielorrusas les impidieron regresar.
«Podemos ver el enorme sufrimiento de las personas que se quedan en el limbo», dijo Dunja Mijatovic, comisaria de derechos humanos del Consejo de Europa, un organismo de vigilancia de los derechos más grande que la UE y que también cuenta con Rusia entre sus miembros.
Tras visitar un centro de ayuda a los inmigrantes en una ciudad polaca cercana a la frontera, dijo: «Tenemos que encontrar una forma de desescalar, para asegurarnos que la atención se centra en detener el sufrimiento».
Las relaciones entre Bielorrusia y la UE empeoraron tras las controvertidas elecciones presidenciales del año pasado, en las que Lukashenko, en el poder desde 1994, se proclamó vencedor. Esto desencadenó protestas callejeras masivas y una represión policial.
La UE acordó el lunes imponer más sanciones a Bielorrusia que apuntan a las compañías aéreas, las agencias de viajes y los individuos implicados en empujar a los inmigrantes hacia la frontera.
La UE y la OTAN han pedido a Rusia, el aliado más importante de Lukashenko, que ponga fin a la crisis. Occidente también ha advertido al Kremlin sobre lo que, según la OTAN, es un refuerzo militar ruso en la frontera con la vecina Ucrania.
En Bruselas, la ministra francesa de las Fuerzas Armadas, Florence Parly, dijo que Europa estaba vigilando de cerca tanto la frontera entre Bielorrusia y Polonia como la actividad de Rusia cerca de Ucrania.
El presidente ruso, Vladimir Putin, y Lukashenko discutieron el asunto el martes, según la agencia estatal de noticias rusa TASS.
