Des Moines, Iowa, (IICA).-
No puede haber paz en el mundo sin seguridad alimentaria, dijeron líderes globales en el Diálogo Internacional Borlaug, el más prestigioso foro de discusión sobre agricultura del planeta, que tiene lugar en Des Moines, en el estado norteamericano de Iowa, organizado por la Fundación World Food Prize (WFP).
En el evento, que contó con la participación del Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, se presentó el proyecto “Agricultura para la Paz”, una plataforma creada para estimular la acción colectiva y la constitución de alianzas y de programas colaborativos orientados favorecer el cumplimiento del segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): erradicar el hambre.
Agricultura para la Paz tiene como socios a la Fundación Borlaug, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la Universidad Cornell de Agricultura y Ciencias de la Vida, el consorcio de centros de investigación CGIAR, el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Ganadería (ILRI), el Instituto Internacional de Investigación sobre Arroz (IRRI), el Centro Internacional para la Investigación Agrícola en las Zonas Áridas (ICARDA) y la Universidad A&M de Texas.
En el Diálogo Borlaug participan funcionarios de gobiernos, representantes del sector privado, organismos internacionales, productores agropecuarios, académicos, científicos, educadores y estudiantes. La edición de este año lleva el título “Alimentando a un mundo frágil” y pone el foco en cómo superar los shocks que han atentado contra la estabilidad de los sistemas alimentarios globales y en construir alianzas en la lucha contra el hambre y la malnutrición.
La sesión “Agricultura para la Paz: una plataforma para la acción” fue presentada por Bram Govaerts, Director General del CIMMYT y moderado por Margaret Bath, presidenta del directorio.
Participaron Sharon E. Burke, fundadora y presidenta de la firma de investigación Ecospherics; Per Pinstrup-Anderson, ganador del Premio Mundial de Alimentación en 2021 y profesor de Economía Agrícola en la Universidad de Copenhague; Alice Ruhweza, Directora Regional para África de la organización ambientalista WWF; y Julie Borlaug, presidenta de la Fundación Norman Borlaug, además de Manuel Otero.
El trabajo de la plataforma Agricultura para la Paz consiste en colaborar con las estrategias agrícolas y alimentarias mediante el aumento de la inversión en soluciones basadas en ciencia y modelos participativos que catalicen la transformación hacia sistemas agroalimentarios más productivos, sostenibles y resilientes; mejoren los ingresos de los pequeños agricultores y favorezcan dietas saludables y accesibles para todos los consumidores.
El conflicto y el hambre
“El conflicto trae el hambre y el hambre trae el conflicto. Hay una relación inseparable entre ellos”, afirmó Shannon Burke, quien señaló que las consecuencias de la malnutrición hoy están ocultas en lo que trasciende de la guerra en Europa del Este, pero en los niños y jóvenes pueden durar toda la vida.
“Sin alimentos no hay paz, por lo que incrementar la productividad de la agricultura en todo los países es una herramienta indispensable para alcanzar la seguridad. No se trata solamente de producir más hoy, sino de pensar en los próximos 10 o 20 años, y de no sacrificar nuestros y nuestras comunidades indígenas en el camino”, agregó.
Anderson, por su lado, señaló que hace 30 años empezó a poner la lupa sobre la relación entre conflictos y seguridad alimentaria. “Creo que todavía estamos haciendo demasiado poco para entenderlo, pero no tenemos que rendirnos”, señaló.
El académico agregó: “Es posible mitigar el cambio climático al mismo tiempo que incrementamos la productividad de la agricultura. Para ello tenemos que acercarnos a lo que pasa en las fincas de los pequeños productores, que es donde se juega el futuro. Debemos ayudar a los agricultores familiares a salir de la pobreza, no solamente a sobrevivir”.
Desde Kenya, mediante un video, Alice Ruhweza subrayó la relación entre cambio climático, pérdida de biodiversidad y seguridad alimentaria.
“Los tres –dijo- están entre los desafíos más serios que hoy enfrenta la humanidad y están muy conectados entre sí. Uno impacta en el otro, por lo que necesitamos acciones y políticas integrales para abordarlos”.
Por su lado, Julie Borlaug, nieta del científico Norman Borlaug, considerado uno de los padres de la Revolución Verde que incrementó notablemente la producción agrícola en el Siglo XX, enfatizó: “Hablamos de las mismas cosas hace 10 años. Mi abuelo diría que vayamos al campo en lugar de hablar. Queremos focalizarnos en lo que hicimos mal para cambiar”.
Otero se refirió a la situación en América Latina y el Caribe, donde existen tensiones sociales debido a la crisis multidimensional que está castigando a países y sociedades.
“Los gobiernos, tradicionalmente, no han dado la importancia adecuada a la agricultura y el desarrollo rural, que han sido considerados secundarios. Esto ha sido un gran error”, apuntó.
El Director General del IICA contó que el Instituto montará un pabellón dedicado a la agricultura sustentable de las Américas en la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27), en un aporte destinado a posicionar la producción agropecuaria como parte relevante de las negociaciones climáticas.
“Es necesario incrementar la productividad y también producir en forma más sostenible”, cerró Otero, quien recordó que los ministros y secretarios de Agricultura de las Américas lograron en septiembre, durante una reunión en la sede del IICA, un consenso de cara a la COP 27, acerca de que las transformaciones deben ser basadas en ciencia, de manera que no profundicen la preocupante crisis alimentaria actual.