Miami | EFE.-
La Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Veppex) instó este martes al Grupo de Lima a reconsiderar su decisión de descartar el uso de la fuerza para hacer que Nicolás Maduro deje el poder en Venezuela.
«Agradecemos enormemente el interés y el apoyo que le han brindado a la causa de Venezuela, pero es imperante reconsiderar la posición con respecto al uso de la fuerza para desalojar a Nicolás Maduro de un poder que no le pertenece y el cual usurpa deliberadamente», señala un comunicado de Veppex.
La organización presidida por el exmilitar venezolano José Colina afirma que hay que entender que «el régimen de Maduro es una cleptocracia (gobierno de ladrones) tiránica que está ocupando un lugar que no le corresponde, apoyada por unos militares que dejaron de ser hace mucho tiempo policías de la Constitución para convertirse en mercenarios».
Veppex subraya que es «impensable ir a un proceso de elecciones libres con Maduro usurpando el poder y el presidente legítimo Juan Guaidó (líder del Parlamento) despachando desde plazas públicas sin controlar el poder del Estado».
Los países del Grupo de Lima con la excepción de México (Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú) celebraron este lunes una reunión de emergencia en Ottawa para tratar de la situación en Venezuela y cómo aumentar la presión sobre el Ejecutivo de Nicolás Maduro para que abandone el poder.
En la declaración final de dicha reunión, los once Gobiernos participantes declararon «su apoyo a un proceso de transición pacífica a través de medios políticos y diplomáticos sin el uso de fuerza».
El Grupo de Lima también decidió que a partir de su siguiente reunión, que se celebrará en Colombia «próximamente», integrará a Venezuela con la incorporación de un representante de Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por una parte de la comunidad internacional.
Esa función recaerá en el político y abogado Julio Borges, que está exiliado en Colombia y fue presidente de la Asamblea Nacional (AN), el legislativo venezolano, que está controlado por la oposición desde las elecciones de 2015.
México, que formaba parte del Grupo de Lima, se distanció de esta iniciativa para buscar una solución a la crisis venezolana desde que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador asumió la Presidencia del país en diciembre.
El Gobierno mexicano invoca el principio de la no injerencia para mantenerse «neutral» ante el caso de Venezuela, al igual que Uruguay y otros países.