Por: Alfonso Duro | Mundo Madridista.-
James Rodríguez llegó como un tiro a la pretemporada madridista. Venía de disputar la Copa América con Colombia y se perdió el stage en Australia, pero al llegar a China, el colombiano se unió al grupo y debutó ante el Inter de Milán. Para ir abriendo boca se merendó al conjunto lombardo en 25 minutos extraordinarios y luego puso el colofón a la fiesta con un golazo de bandera de libre directo.
El ex del Mónaco ya era una de las estrellas del equipo la temporada pasada, pero en este ejercicio estaba decidido a dar un golpe en la mesa y ponerse a la altura del mismísimo Cristiano Ronaldo.
Sin embargo, Rafa Benítez tenía otros planes. Aunque sólo se había perdido las dos primeras semanas de pretemporada, para el técnico, James no estaba apto para jugar.
El colombiano vio la mayor parte del resto de la pretemporada desde el banquillo, y así arrancó la Liga ante el Sporting. El escaso bagaje ofensivo del equipo en Gijón dejaba bien a las clasras que James era más que necesario en el equipo, pero tras destacarse ante el Betis en la siguiente jornada con dos golazos, su larga lesión sufrida durante aquel parón de selecciónes le dejó fuera de combate hasta el partido ante el Sevilla.
Lo raro es que unos días antes, en la gala de GQ en la que fue elegido el hombre más interesante del año en España, el colombiano aseguraba que él llevaba más de 15 días listo para jugar y que si no lo había hecho antes fue por decisión de Benítez.
Al técnico este tipo de declaraciones fuera de tiempo no le gustan, y por eso quizás no contó con el colombiano de inicio ante el Sevilla. El resultado dejó bastante que desear, y cuando fue a hechar mano de James, Benítez quitó del terreno de juego a Isco y no a Bale o Kroos que habían hecho un partido para olvidar.
James, al saltar al campo, hizo un aparte con Isco para decirle algo al oído, y el malagueño salió del rectángulo de juego con cara contrariada. Otro gesto para la galería –en zona mixta no lo quiso desvelar el colombiano– que enfadó a Benítez.
Tanto así que en la rueda de prensa posterior al encuentro Benítez dijo: «Ya habéis visto a James. Le falta mucho para alcanzar su nivel». Quizás el de Parla no viera que James fue el único jugador sobre el terreno de juego que imprimió velocidad al juego y que se sacudió la presión del Sevilla hasta lograr marcar un golazo en el 92.
O quizás se trate solamente de una esas situaciones que Benítez ha tenido en todos los equipos que ha dirigido. Hoy se llama James Rodríguez, pero antes fueron Xabi Alonso, Steven Gerrard o John Terry. Jugadores de un muy alto nivel y de una jerarquía incuestionable que el madrileño, simplemente, no puede ni ver.