La bioeconomía circular de las Américas brilló en la COP 29 al mostrar capacidad para producir, agregar valor y proteger naturaleza

Margaret Zeigler, Representante de IICA en Estados Unidos; Fernando Sampaio, Director de Sostenibilidad de la Asociación Brasileña de Exportadores de Carne (ABIEC); Caroline Prolo, de la gestora de financiación climática Fama Re Capital; Felipe Bittencourt, CEO de WayCarbon; Izabella Teixeira, ex ministra de Medio Ambiente de Brasil; y Paulo Pianez, Director de Sostenibilidad de Marfrig/BRF.
Bakú, Azerbaiyán, (IICA).-

El desarrollo de la bioeconomía circular puede ayudar a reducir los residuos, crear nuevos empleos e ingresos y contribuir al desarrollo sostenible, según los ejemplos concretos que mostraron en la COP29 líderes de las Américas.

En una sesión en el pabellón que el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y sus socios montaron en la multitudinaria Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en Bakú, la capital de Azerbaiyán, se avanzó en la comprensión del poder de la bioeconomía circular y cómo puede ayudar a proteger la naturaleza al tiempo que aporta alimentos, fibras, combustibles y servicios ecosistémicos al mundo.

La Casa de la Agricultura de las Américas, tal como se denomina el pabellón, tiene un lugar en la negociación global de cambio climático por tercer año consecutivo, ya que también estuvo presente en la COP 27 de Egipto y la COP 28 de los Emiratos Árabes Unidos.

Así, el IICA, en un esfuerzo compartido con socios y aliados, logró una vez más que se escuche la voz del agro del continente en un ámbito de importancia estratégica global para el futuro de los modos de producción y consumo.

Izabella Teixeira, ex ministra de Medio Ambiente de Brasil y Asesora Especial del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), para el G20 y las COP29 y COP30, concitó una gran atención en el panel moderado por Felipe Bittencourt, CEO de WayCarbon.

Teixeira consideró que el escenario global ha cambiado en el último tiempo. “El pasado nos trajo hasta aquí pero no tiene un papel en el futuro. Lo que se ha hecho no influye más. Primero, porque las condiciones políticas que impulsaron el Acuerdo de París terminaron en el mundo”, explicó.

Afirmó que es central el papel del IICA para procurar que un continente productor de alimentos como las Américas, tenga una visión común en la negociación climática y construya una nueva narrativa que integre el sector público, el sector privado, la sociedad civil y la ciencia.

“Es preciso tener una voz común que transmita nuestra diversidad. América Latina tiene activos naturales importantísimos para el mundo. Tenemos que discutir una agenda que combine seguridad alimentaria, seguridad energética y seguridad climática: qué significa seguridad hídrica, mineral, energética y alimentaria y la nueva relación con la naturaleza, que es la que provee insumos”, indicó.

Paulo Pianez, Director de Sostenibilidad de Marfrig/BRF dijo que muchas veces el productor no se ve apoyado para acceder a las tecnologías o a financiamiento: “Para tener agricultura de bajo carbono, el desafío es cómo desarrollar nuevos instrumentos financieros, fondos o créditos para que el productor, principalmente el pequeño, puede involucrarse. Es la misma realidad en Brasil que en toda América Latina”.

Pianez reveló que Marfrig/BRF es la séptima mayor empresa de Brasil y que las tecnologías disponibles le permiten estar en un proceso de transformación gigantesco en sus formas de producción, a través de la integración de sistemas agrosilvopastoriles, que combinan bosques, pasturas y mejoramiento genético.

Fernando Sampaio, Director de Sostenibilidad de la Asociación Brasileña de Exportadores de Carne (ABIEC), explicó que esta entidad reúne a 43 industrias frigoríficas y representa el 98 % de las exportaciones de carne bovina del país.

“Tenemos un compromiso a favor de la acción climática y de terminar con cualquier relación con la deforestación. Las acciones prioritarias con los productores son las de asistencia técnica. Brasil tiene tecnologías y necesitamos difundir buenas prácticas. El segundo punto es acelerar la regularización ambiental y también diversificar el financiamiento. Sin inversión no tendremos avances en la transformación”, afirmó.

En ese sentido, Caroline Prolo, de la gestora de financiación climática Fama Re Capital, señaló que el financiamiento climático no es caridad, sino inversión. “Existe una necesidad -afirmó- de invertir en empresas que avanzan en la transición climática y el sector agropecuario es prioritario para nuestro fondo”.

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