Por María Elena BUCHELI | AFP.-
Los devastadores incendios en la Amazonía y el recrudecimiento de las tensiones comerciales centraron el sábado los debates en el primer día del G7 en el sur de Francia, una cumbre bajo un clima de tensión y divisiones internas.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anfitrión del encuentro que se celebra en el balneario de Biarritz, llamó a una «movilización de todas las potencias», «en asociación» con los países sudamericanos, para sofocar las llamas que devoran la Amazonía desde hace varios días e «invertir en la reforestación».
«Debemos responder de manera concreta al llamado de los bosques que arden actualmente en la Amazonía», urgió el jefe de Estado francés en un discurso a la nación retransmitido por televisión, antes de recibir a sus socios, que han expresado también su preocupación por el tema.
Francia, que mantuvo un áspero pulso la víspera con su homólogo brasileño Jair Bolsonaro, ha amenazado con bloquear el acuerdo de libre comercio alcanzado en junio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur por las «mentiras» del mandatario sudamericano en materia de compromisos ambientales.
Aunque el gobierno español y alemán temperaron el ímpetu de Macron, afirmando que oponerse al pacto comercial no es la respuesta apropiada, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, consideró «difícil de imaginar» un acuerdo con el Mercosur — bloque al que pertenece Brasil — mientras la Amazonía arde.
«Por supuesto respaldamos el acuerdo entre la UE y el Mercosur (…) pero es difícil imaginar un proceso de ratificación armónico por parte de los países europeos mientras que el gobierno brasileño permite la destrucción del pulmón verde de la Tierra», dijo Tusk, que encarna la voz de la UE en Biarritz.
Brasil se encuentra en temporada seca, cuando los incendios son frecuentes, aunque especialistas coinciden en que no se trata de un año de sequía intensa y que el fuerte incremento de los focos – un 85% más en lo que va del año respecto al mismo periodo de 2018 – se debe a la deforestación.
Amenazas de recesión
La cumbre, en la que participan los líderes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá y Japón, estaba también dominada por un recrudecimiento de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, que amenazan con una recesión.
«Las tensiones comerciales son malas para todos», advirtió Macron, en un mensaje dirigido a Estados Unidos y China, que endurecieron sus posiciones el viernes y se impusieron mutuamente nuevos aranceles.
El primer ministro británico, Boris Johnson, que hace en Biarritz su debut internacional, urgió a una «desescalada de las tensiones». «Esta no es la manera de proceder», dijo el británico, en una crítica velada a Trump, pese a que ambiciona cerrar con Estados Unidos un acuerdo comercial tras el Brexit.
Donald Trump y Emmanuel Macron mantuvieron un almuerzo de trabajo improvisado el sábado, en el que limaron las asperezas después de que la víspera el inquilino de la Casa Blanca amenazara a Francia con imponer nuevos aranceles a sus vinos por la tasa a los gigantes digitales, como Google o Facebook, que París quiere aplicar.
«Si lo hacen, impondremos aranceles a sus vinos. Aranceles como nunca han visto», desafió el republicano, en campaña para su reelección, a lo que la UE aseguró que «respondería en el mismo nivel».
No obstante, tras el almuerzo de trabajo, la presidencia francesa indicó que los dos mandatarios encontraron «puntos de convergencias» en algunos temas, incluyendo comercio, el programa nuclear y los incendios en la Amazonía.
Con este almuerzo, el jefe de Estado francés «creó las condiciones para un buen grado de convergencia dentro del grupo (del G7) y obtuvo clarificaciones de Donald Trump» sobre las principales cuestiones en la agenda de esta cumbre, señaló el Elíseo.
Los líderes del club de potencias industrializadas entrarán de lleno en los debates el domingo en Biarritz, un pueblo pesquero que en el siglo XX se convirtió en un sitio de encuentro de la realeza europea y más tarde de las estrellas de Hollywood.
La noche del sábado los mandatarios, acompañados por sus esposas, se reunieron para una cena informal en la que el chef vasco, Cédric Béchade, les preparó un menú a base de especialidades locales.
Anticipando las divisiones, el presidente francés renunció a publicar el tradicional comunicado final del G7, que ya fue boicoteado en 2018 en Canadá por el impredecible Trump.
Los manifestantes anti-G7 se movilizaron durante la jornada fuera de Biarritz, totalmente acordonada por 13.000 miembros de la policía que bloquean el acceso al centro de la ciudad. Cerca de 9.000 marcharon pacíficamente desde la localidad francesa de Hendaya hasta Irún, del lado español.
En Bayona, a 10 kilómetros de Biarritz, estallaron al caer la noche escaramuzas entre manifestantes y policías, que emplearon cañones de agua y gases lacrimógenos.