Bakú, Azerbaiyán.-
Países de las Américas exhibieron en el pabellón del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en la COP29 el extraordinario potencial de su producción de biocombustibles para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y contribuir a los objetivos globales para mitigar los daños a la naturaleza.
Actores del continente rindieron cuentas en el mayor foro ambiental del mundo, de los resultados que ya se están obteniendo, a través del bioetanol y biodiesel, en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del transporte.
La Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, espacio colaborativo que el IICA instaló en el estadio de la ciudad de Bakú, gracias al esfuerzo de sus socios de los sectores privado y público, fue el escenario de un panel que reunió a líderes de distintas entidades regionales de los biocombustibles.
Participaron Gloria Alvarenga, Directora de Integración, Acceso y Seguridad Energética de la Organización Latinoamericana de Energía; Linda Schmid, de la Asociación de Productores de Granos de Estados Unidos (U.S. Grains Council); Lais García de la División de Energías Renovables del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y Andrew Matters, Director de Política y Economía de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
Las palabras de bienvenida las pronunció Manuel Otero, Director General del IICA, mientras que Lloyd Day, Subdirector General del IICA, fue el moderador de la conversación.
Los oradores pusieron el acento en que las políticas públicas de impulso a los biocombustibles a la región deben ser estables, predecibles, de largo plazo y también deben aguardar armonía con las principales regulaciones a nivel global.
Andrew Matters se refirió a la extraordinaria oportunidad que representan para América Latina las perspectivas de los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus iniciales en inglés), debido a los grandes recursos de biomasa que tiene la región.
“Los combustibles sostenibles de aviación son combustibles no convencionales, producidos con materias prima distintas al petróleo. Pueden hacerse con aceite de cocina, de plantas, desperdicios urbanos o residuos agrícolas”, dijo.
Matters explicó que los SAF están en una etapa incipiente, ya que hoy todavía son entre dos y cuatro veces más caros que los combustibles convencionales, lo que tiene un impacto significativo para las líneas aéreas.
“Las perspectivas son muy buenas para 2030. Hoy ya hay 130 proyectos en marcha de SAF alrededor del mundo, casi todos en Europa y en las Américas. Estamos abiertos a todas las materias primas y consideramos que los combustibles con aceite de soja, maíz y caña de azúcar son clave para alcanzar la carbono neutralidad en 2050”, dijo Matters.
La Agencia Internacional de Energía pronosticó en 2023 un aumento de un 225% en el consumo de biodiesel para 2040, impulsado por el papel de la agricultura en la provisión de materias primas. Los SAF, en particular, podrían contribuir a una reducción del 65% de las emisiones en 2050, con un rol clave de las Américas.
Transición energética
Lais García, de la División de Energías Renovables del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, dijo que ese país considera que hay diferentes caminos para la transición energética. “Para algunas naciones la electrificación del transporte es una ruta adecuada, pero para otros no. Cuando hablamos de transición energética también hablamos de desarrollo y el etanol es una excelente herramienta, que puede ser producida en muchas regiones”.
“Todos los países productores de azúcar pueden tener una industria de etanol. Brasil ya es uno de los líderes en la producción de biocombustibles y hoy tenemos el programa Combustibles del Futuro, recientemente aprobado por el Parlamento brasileño, que constituye un ambicioso plan de descarbonización gracias a la profundización del uso de biocombustibles líquidos. Entre 2025 y 2037 planeamos, gracias al corte con etanol, ahorrar la importación de 26 billones de litros de gasolina”, agregó.
Linda Schmid, de la Asociación de Productores de Granos de Estados Unidos (U.S. Grains Council), llamó la atención acerca de que el etanol debe ser considerado por los países como parte de sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en el marco del Acuerdo de París.
Gloria Alvarenga, de OLADE, dijo que América Latina es una de las regiones más verdes del mundo. “Nuestra matriz eléctrica está hecha en un 31% de fuentes renovables, cuando el promedio mundial es el 14%”, informó.
En cuanto al etanol y el biodiesel, precisó que la producción y el consumo están concentrados en Brasil, Argentina y Colombia, donde juegan un rol central en el transporte. “Tenemos -concluyó- vastos recursos de biomasa que son ideales para los biocombustibles, como caña de azúcar, soja, maíz y aceite de palma. La industria de los biocombustibles puede estimular el crecimiento económico y crear empleos, especialmente en zonas rurales, además de reducir la dependencia de las importaciones de combustibles fósiles”.