Por LORI HINNANT y GREG KELLER | PARIS | AP.-
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Liberan a rehenes de sala de conciertos, reportan medios franceses
Una serie de ataques perpetrados contra jóvenes que asistían a un concierto, aficionados al futbol y parisinos que disfrutaban de una noche de viernes causaron la muerte de por lo menos 120 personas, en la ofensiva más letal que ha sufrido Francia desde la Segunda Guerra Mundial.
El presidente Francios Hollande condenó los ataques y prometió que Francia se mantendría firme contra sus enemigos.
La peor matanza ocurrió en un auditorio donde habría de presentarse una banda de rock estadounidense. Decenas de asistentes fueron tomados como rehenes y los atacantes concluyeron el asedio detonando explosivos que llevaban pegados al cuerpo. La policía, que tomó por asalto el lugar, encontró una sangrienta escena de horror en el recinto.
El fiscal de París, Francois Molins, dijo que se presume que cinco atacantes han sido muertos, aunque no quedaba claro cuántos actuaron ni si alguno estaba prófugo. Otros funcionarios dijeron que siete atacantes habían muerto y que la policía buscaba posibles cómplices.
Las autoridades dijeron que la cifra de muertos podría superar los 120 tras los ataques contra seis lugares, incluido el estadio nacional.
Hollande declaró estado de excepción y anunció que cerraría las fronteras, aunque funcionarios dijeron después que simplemente estaban reinstalando los chequeos fronterizos que fueron levantados cuando Europa creó la zona de libre tránsito a mediados de la década de 1980.
Las líneas del tren subterráneo cerraron y las calles de vaciaron mientras el temor se apoderaba de la ciudad, que aún recuerda los horrores de los ataques contra Charlie Hebdo de hace apenas 10 meses.
La ofensiva comenzó con dos ataques suicidas y una explosión afuera del estadio nacional durante un partido de futbol entre las selecciones de Francia y Alemania. Minutos después, de acuerdo con el jefe de la policía de París Michel Cadot, otro grupo de atacantes disparó contra cafeterías ubicadas afuera del auditorio con armas automáticas, y luego entró al recinto, donde disparó contra los asistentes. Cuando la policía los cercaba, detonaron chalecos explosivos y se mataron.
Hollande, quien tuvo que ser evacuado del estadio cuando estallaron las bombas afuera, prometió después que la nación gala se mantendría firme y unida.
«Es una dura experiencia que nuevamente nos aqueja», dijo. «Sabemos de dónde viene, quiénes son estos criminales, quiénes son estos terroristas».
Por su parte, el presidente de Estados Unidos Barack Obama dijo en Washington que los hechos representan un «ataque contra toda la humanidad».
Nadie se adjudicó de inmediato la responsabilidad de los ataques, aunque yihadíes inmediatamente los elogiaron en Twitter y criticaron las operaciones militares de Francia contra extremistas del grupo Estado Islámico.
Además de los muertos en el auditorio, decenas de personas murieron en un ataque contra un restaurante situado en el 10mo distrito de la ciudad y contra otros establecimientos comerciales abarrotados, dijo la policía.
Las autoridades dijeron que al menos tres personas murieron cuando estallaron las bombas afuera del estadio de futbol.
Todos los oficiales hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a ser identificados públicamente debido a la investigación en curso.
Se escucharon dos explosiones afuera del estadio Stade de France, en el norte de París, durante un partido entre Francia y Alemania. Un oficial del sindicato de policías dijo que se trató de dos ataques suicidas y la detonación de un artefacto explosivo, que causaron la muerte de al menos tres personas.
El oficial, Gregory Goupil, de la Alliance Police Nationale, dijo que las explosiones se registraron de manera simultánea cerca de dos puntos de acceso y en un restaurante McDonalds.
Las explosiones fueron lo bastante fuertes para opacar el ruido de los aficionados, de acuerdo con un reportero de The Associated Press. Se escucharon sirenas inmediatamente después, y un helicóptero sobrevoló el lugar.
Francia ha elevado sus medidas de seguridad de cara a la conferencia sobre cambio climático que comienza en dos semanas, por temor a protestas violentas y a posibles ataques terroristas. Hollande canceló su viaje a la cumbre del G-20 a realizarse el fin de semana en Turquía, y cuyo tema principal sería el terrorismo por parte de extremistas islámicos.
Emilio Macchio, de Ravenna, Italia, estaba en el restaurante Le Carillon, uno de los que fueron atacados, tomando una cerveza en la acerca, cuando comenzó el tiroteo. Dijo que no vio a ningún agresor ni a víctimas, pero que se escondió tras una esquina y después huyó.
«Sonaba como fuegos artificiales», dijo.
Francia ha estado en vilo desde los ataques perpetrados por extremistas islámicos en enero contra el semanario satírico Charlie Hebdo y contra un expendio de comida kosher. En ellos murieron 20 personas, incluidos tres atacantes.
Le Carillon está en el mismo barrio general que las oficinas de Charlie Hebdo, al igual que el auditorio Bataclan, donde habría de presentarse la banda californiana Eagles of Death Metal.
Francia ha experimentado varios ataques de menor escala o intentos de ataque este año, incluido un incidente en agosto a bordo de un tren bala en el que pasajeros estadounidenses sometieron a un hombre armado que trató de atacar a los pasajeros.
El ejército francés bombardea objetivos del grupo Estado Islámico en Siria e Irak, además de combatir a extremistas en África.
Las autoridades francesas están preocupadas por la amenaza que representan cientos de franceses islamistas radicales que han viajado a Siria y regresado a su patria con habilidades para cometer actos violentos.
Aunque aún no se sabe quién es el responsable de los ataques, el grupo Estado Islámico está «claramente en lo alto de la lista» de sospechosos, dijo Brian Michael Jenkins, experto en terrorismo y asesor senior del presidente de RAND Corp.
Jenkins dijo que la táctica usada —»múltiples atacantes en ataques coordinados en múltiples locaciones»— se asemeja a las recomendaciones publicadas en la revista electrónica del grupo extremista, Dabbiq, hace unos meses.
«La gran duda es si estos atacantes, si resulta que están conectados con uno de los grupos en Siria, son terroristas desarrollados nacionalmente o si eran combatientes que regresaron» tras haber sido parte de las filas del grupo Estado Islámico, dijo Jenkins.